El triunfo danés vino a transformar en axioma lo que se creía un tópico a utilizar por los entrenadores en vísperas de un partido ante un enemigo inferior. Sí, Dinamarca demostró que todo es posible en el fútbol. A priori, todo favorecía a Alemania que contaba con Hässler y, lo que suele ser clave, con la experiencia en este tipo de choques. Sin embargo, los daneses, a base de un fútbol fajador y sin ataduras, reventaron los pronósticos, ganaron a los alemanes y escribieron el mayor logro de su historia. (Foto de apertura: Los campeones celebran el título en Copenhague). 

Gran ambiente en la final

La cercanía de Dinamarca hizo que veinte mil rooligans, que es como se hacían llamar los aficionados daneses, más pacíficos que los hooligans, acudieran al estadio. Alemania fue respaldada por diez mil germanos.

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Campeona Dinamarca

Dinamarca rubricó con un final de ensueño su particular cuento de hadas. Con entusiasmo, lucha y buenas condiciones técnicas como argumentos, los daneses quebrantaron el rodillo alemán. Sin arriesgar demasiado, Alemania quiso tomar el mando, pero fueron los nórdicos los que lograron marcar en su primera ocasión. A partir de ahí, los de Vogts se lanzaron al ataque ya sin reservas. Klinsmann y Effenberg, por dos veces, pudieron empatar, pero llegó el descanso y el marcador no se movió. El segundo acto fue un continuo agobio de Alemania y el empate parecía estar cerca, pero Vilfort a doce del final, sentenció. Dinamarca, campeona.

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1-0 19’ - Jensen

Dinamarca soprendió a los alemanes en su primer acercamiento a Illgner. Povlsen le robó un balón a Brehme y lo retrasó a John Jensen que venía como un tiro. El danés no se lo pensó y lanzó un fuerte derechazo apenas penetrar por el vértice derecho del área, al que no pudo llegar el guardameta alemán. Los daneses se adelantaban en el marcador.

2-0 78’ - Vilfort

El empate parecía estar más cerca que el 2-0 ya que el acoso germano a Schmeichel era constante. Sin embargo, Jensen capturó la pelota en una de las salidas alemanas, conectó con Vilfort quien, desde el borde del área, lanzó un disparo muy ajustado al palo izquierdo e imposible de atajar para Illgner. Dinamarca sentenció la final.

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Día nacional de Dinamarca

“Deutchland, alles ist forbei” (“Todo acabó para Alemania”), con ritmo del Submarino Amarillo de los Beatles. Ese fue el canto de una eufórica plantilla al llegar a su país. Su victoria produjo tal impacto que desde algunos medios de comunicación se comenzó a hablar de Día de Nacional de Dinamarca.

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El país se echó a la calle

Cientos de miles de personas fueron a la plaza del Ayuntamiento de Copenhague para recibir a los campeones. Más de dos horas tardó la caravana de los jugadores, encabezada por una ambulancia que transportaba al lesionado Andersen, en recorrer siete kilómetros. El país entero se echó a la calle.