Las expectativas eran máximas de cara al Mundial de Corea y Japón, pero la Selección se volvió con una nueva eliminación en cuartos. El desencanto de Camacho era tal que presentó su dimisión. Iñaki Sáez fue nombrado nuevo seleccionador en cuestión de horas por un Villar cada vez más cuestionado por su gestión al frente de la Federación. Mientras tanto, Florentino Pérez seguía edificando su proyecto galáctico a golpe de talonario y el Valencia engrosaba sus vitrinas con una Liga y una UEFA. (Foto de apertura: Iñaki Sáez fue nombrado nuevo seleccionador español).
España se sintió robada
Tras el encuentro de cuartos ante Corea del Sur del Mundial, España fue un clamor. Se sentía robada. El trío arbitral liderado por el egipcio Al-Ghandour había anulado incomprensiblemente dos goles legales a la Selección de Camacho, que quedó abocada a los penaltis. Al final, España cayó una vez más, en cuartos.
España accedió a la Eurocopa de 2000 inmersa en una ola de optimismo inoculado por la furia roja de José Antonio Camacho, nuevo seleccionador tras el adiós de Clemente en la fase de clasificación. España volvió a quedar eliminada en cuartos, esta vez ante Francia. Fue un duro golpe del que España no tuvo casi tiempo para lamentarse: el Mundial de Corea y Japón esperaba. Camacho realizó una gran revolución y sólo repitieron siete futbolistas de la Euro. El equipo nacional se clasificó fácilmente. Raúl fue señalado como el gran líder de la roja y de su mano el equipo de Camacho alcanzó los cuartos. Allí se vieron las caras con Corea del Sur... y con un trío arbitral que le privó de dos goles marcados legalmente; la Selección quedó fuera del Mundial. Tras esta eliminación, Camacho dimitió. La Federación cubrió el agujero en cuestión de minutos: Iñaki Sáez, técnico de las selecciones inferiores, sería el seleccionador interino. Una interinidad que Villar decidió que se convirtiera en continuidad para clasificar a España para la Eurocopa de Portugal. Un Villar que seguía ostentando la presidencia de la Federación tras su reelección en 2000, aunque no corrían buenos tiempos para él; su gestión estaba continuamente cuestionada, más si cabe desde que varios de sus directivos fueran imputados por presunta mala utilización de los fondos federativos.
En cuanto a la Liga, la llegada del nuevo siglo se notó. Se modernizaron los estadios adaptándolos a los nuevos tiempos, se mejoraron los terrenos de juego, evolucionaron las tácticas, los materiales y las prendas deportivas. Todo progresaba. También las cantidades destinadas a los fichajes. Abanderado de ello fue Florentino Pérez, nuevo presidente del Real Madrid desde 2000. Ese verano pagó la cláusula de rescisión del barcelonista Figo (61 millones de euros), en 2001 desembolsó 76 millones de euros por el francés Zidane, por muchos considerado el mejor del mundo (el Barcelona contraatacó haciendo el fichaje más caro de su historia: 35,9 millones de euros por el joven argentino Saviola) y después del Mundial de Corea y Japón se hizo con los servicios de un resucitado Ronaldo por 41 millones de euros. El Real Madrid de los ya bautizados como Galácticos parecía que no tendría rival en la Liga 2002-2003, pero los hechos demostrarían todo lo contrario. El Deportivo fue un gran adversario, pero la sorpresa fue la Real Sociedad. Los donostiarras disputaron de tú a tú el título a los madridistas, pero los de Del Bosque lograron finalmente su vigésimonoveno título liguero.
El Barça defraudó provocando pañoladas y el anuncio del adiós del binomio Gaspart-Van Gaal. El recién ascendido Atlético, tras dos temporadas en Segunda, acabó duodécimo. Jesús Gil, con problemas de todo tipo, decidió retirarse a un segundo plano una vez celebrado el centenario atlético. En Europa, el Real Madrid se quedó con la miel en los labios. Ronaldo se doctoró en Old Trafford en cuartos de la Champions y el Madrid pasó a semifinales, en donde fue apeado por la Juventus. Valencia y Barça cayeron en cuartos ante Inter y frente a los de Turín, respectivamente. El Depor, encuadrado en un grupo con Manchester y Juventus, quedó fuera en la segunda fase. En la UEFA, Celta, Alavés, Betis, Málaga no tuvieron una participación brillante salvo los malagueños, que llegaron a cuartos.
El indulto de Villar
El 23 de noviembre de 2002, el Barcelona-Real Madrid fue suspendido por lanzamiento de objetos, entre ellos una cabeza de cochinillo. El Comité de Competición sancionó al club culé con dos partidos de cierre del Camp Nou, algo que el Barça recurrió. En noviembre de 2004, Villar fue reelegido y anunció un “indulto”. Después rectificó. Al final, la Federación saldó los hechos con una multa de 4.000 euros, es decir, sin cerrar el campo. Este indulto encubierto de Villar fue muy criticado por todo el fútbol español.
En la temporada 2003-2004, Florentino Pérez decidió prescindir de su entrenador, Vicente del Bosque, y contrató al portugués Carlos Queiroz. Además, puso la guinda a su proyecto deportivo con el fichaje de David Beckham. El inglés había sido la baza de Joan Laporta en las elecciones barcelonistas, pero por 25 millones de euros acabó de blanco. Por algo más de ese dinero, el nuevo presidente azulgrana consiguió el traspaso del brasileño Ronaldinho; el holandés Rijkaard fue nombrado nuevo entrenador culé. Los madridistas fueron líderes un buen tramo del torneo, pero tras perder la final de la Copa del Rey ante el Zaragoza se deshidrató: sólo ganó un partido en las últimas siete jornadas. Sus tropiezos y los del Barça fueron aprovechados por un Valencia que se proclamó campeón con total justicia.
Los ches pondrían el colofón a su gran temporada logrando también la Copa de la UEFA después de eliminar al Villarreal en semifinales y ganar al Olympique de Marsella en la final. El Deportivo, por su parte, rozó la hazaña en la Champions. Su victoria ante el Milan en los cuartos fue histórica, pero encalló en semifinales: el Oporto fue su verdugo. El Mónaco apeó al Madrid en cuartos, mientras que Olympique de Lyon y Arsenal vencieron en octavos a Real Sociedad y Celta, respectivamente.