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MIGRANTES DEL BALÓN

La situación del fútbol en Irán e Irak: “Juegan contigo"

Los técnicos españoles que trabajan en los países de Oriente Medio detallan cómo afecta al fútbol local el conflicto entre Estados Unidos e Irán.

Pepe Losada, preparador físico español, durante su primera etapa en la Primera División de Irán.
@pplosadaTwitter

La operación protagonizada por drones estadounidenses que aniquiló en la madrugada del 2 al 3 de enero al comandante iraní Qasim Soleimani dio paso a siete días de tensa incertidumbre. El episodio más peligroso de la era Donald Trump mantuvo en vilo a toda España, aunque Pepe Losada, preparador físico andaluz del Gol Gohar iraní, lo vivió con especial intensidad. “Tenía programado volver de las vacaciones el 7 de enero. Me enteré del asesinato de Soleimani días antes. Le di vueltas y comprendí que no era normal, pero viajé a Madrid para coger un avión y regresar a Teherán. Estaba ya en el aeropuerto cuando cancelaron el vuelo. Poco después vi que Irán planeaba atacar con misiles las bases estadounidenses en Irak”, relata.

A pesar de tener la mosca detrás de la oreja, Pepe Losada durmió en un hotel y amaneció al día siguiente con la intención de incorporarse a su puesto de trabajo a Irán. “Fue entonces cuando vi que un avión ucraniano se había estrellado en circunstancias extrañas. Llamé al entrenador y le dije que no iba a viajar hasta que la situación no se calmara”, revela. Losada retrasó su viaje, pero acabó poniendo rumbo a Teherán una semana después. Y allí espera la vuelta de un campeonato que en ningún momento se ha visto afectado por el conflicto con Estados Unidos: “La liga hizo su habitual parón invernal y regresa a finales de enero. No tenemos noticias de que vaya a haber ningún retraso. Se espera que todo siga su curso”.

Tras hacer historia en Ceres Negros y pasar por el también iraní FC Nassaji Mazandaran, Pepe Losada es desde octubre de 2019 preparador físico del Gol Gohar, un equipo que vive su día a día a más de 900 kilómetros de el estadio en el que disputa sus partidos como local. “Tenemos alquilada una ciudad deportiva en Teherán. Vivimos aquí, pero para jugar en casa viajamos un par de días antes a Sirjan”. Allí, en Irán, Losada ha vivido situaciones inconcebibles en España, como que el gobierno corte la conexión a internet tras varias protestas contra su gestión: “Estuvimos 10 días sin poder comunicarnos con nuestras familias”. Tampoco es fácil lidiar con los retrasos en los pagos: “Todos los extranjeros tenemos ese problema. Dicen que te pueden hacer el ingreso en cuentas de Catar, Turquía o Emiratos Árabes, pero a la hora de la verdad se escudan en el bloqueo estadounidense y las sanciones económicas para ganar tiempo. Juegan contigo”.

Fueron dichos problemas económicos los que acabaron hace tan solo unos días con la etapa del argentino Gabriel Calderón y sus dos ayudantes españoles, el asistente Joaquín Gil y el preparador físico Íñigo Valencia, en Persépolis. “Es uno de los equipos más grandes del país, pero no paga”, cuenta Calderón a AS. El cuerpo técnico hispano-argentino tan solo ha cobrado el 30% de lo estipulado en su contrato, “y la mitad lo recibimos hace tan solo cinco días”. “Hemos estado seis meses sin cobrar, pero no quisimos dejar el puesto por el cariño y el respeto que le tenemos a la afición y los jugadores. Decidimos esperar a enero para que el club tuviera tiempo para solucionar la situación”, detalla Calderón.

Persépolis, semifinalista de la AFC Champions League en 2018, tiene el récord de asistencia a un partido de Liga de Campeones en Asia. El equipo del pueblo llegó a meter a 100.000 aficionados en su estadio, pero su gran apoyo social no le ha librado de sufrir una profunda crisis económica. “Siempre dijeron que tenían problemas de dinero, pero también que los iban a solucionar. Me mandaron fotos de cheques que no he llegado a cobrar”, relata Calderón, quien confiesa no haberse visto afectado por el conflicto entre el país persa y Estados Unidos: “Nosotros estuvimos bien, siempre hablaré maravillas del país. Vivimos al margen de los problemas internacionales”.

Irak, incertidumbre prolongada

Mientras el fútbol iraní desprende normalidad, el irakí espera que las próximas semanas signifiquen el regreso a la calma. Su liga local está suspendida desde el pasado mes de octubre, cuando el gobierno decidió poner punto y a parte debido a las protestas sociales contra el intervencionismo político iraní en Irak. Lo vivió en primera persona el catalán Pablo Petreñas, preparador físico del Naft Al-Wasat. “Aguanté unas semanas pero al final tuve que volver a España. La última vez que hablé con el entrenador me dijo que ya están entrenando y esperan que el campeonato pueda reanudarse pronto”, cuenta a AS desde su Lleida natal.

El único español en la máxima categoría del fútbol irakí confiesa que “volvería encantado”. “Siempre y cuando sea para estar como he estado hasta ahora: contento, sin ningún tipo de problema”, añade. Estaba previsto que la liga regresara en febrero, pero el conflicto entre Estados Unidos e Irán, quienes convirtieron Irak en su particular campo de batalla, podría alargar los plazos. “Tengo muy buena relación con el entrenador y me ha dicho que no me preocupe, que siga en España hasta que todo se normalice. Para mí es más extraño, pero ellos están acostumbrados a este tipo de problemas”.

Durante su estancia en Najaf, situada unos 160 kilómetros al sur de Bagdad, la vida de Pablo Preteñas se desarrolló entre el hotel en el que estableció su residencia y los entrenamientos del primer equipo, que contaba sus partidos por victorias cuando se suspendió el campeonato. “A pesar de estar cerca de la capital es una ciudad bastante tranquila. Solía salir a cenar con el entrenador y en mi tiempo libre acudía al gimnasio. Mi única preocupación es que pase algo cuando esté allí y sea complicado salir del país”, sentencia.