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La sequía revela una ciudad de hace 3.400 años

Un equipo de arquólogos descubrió la ciudad de Zakhiku en el embalse de Mosul (Irak). Fue vaciado para evitar que los cultivos se secaran por la sequía.

Universidades de Friburgo y Tübingen, KAO

La sequía es un problema que afecta a gran parte del mundo, impulsada por el cambio climático. La escasez de lluvias, con los embalses rondando picos mínimos de capacidad, representa un gran problema para nuestro mundo tal y como lo conocemos. Pero, en esta ocasión, ha provocado la oportunidad de descubrir los restos de una ciudad de la era del Imperio Mittani, de hace unos 3.400 años de antigüedad y que estuvo ubicada en el río Tigris.

Un asentamiento que emergió del embalse de Mosul (Irak) a principios de este año, cuando una grave sequía hizo que los niveles de agua del país cayeran de forma abrupta. Entonces, bajaron las aguas y se desveló la presencia de lo que podría ser la antigua Zakhiku, una gran ciudad con imponentes edificios y de la que se cree que fue un destacado centro del Imperio Mittani, aproximadamente entre los años 1550 y 1350 antes de Cristo. "La extensa ciudad con un palacio y varios edificios grandes podría ser la antigua Zakhiku", señala un comunicado de la Universidad de Tübingen.

El país de Oriente Próximo es uno de los que más está sufriendo el cambio climático, especialmente en los últimos meses, en los que se ha registrado una sequía extrema en la zona sur. Esto motivó la extracción de agua del embalse, con el fin de que los cultivos no se secaran. Y, con ello, se encontraron los restos de la ciudad de la Edad del Bronce, sumergida bajo el agua durante décadas y de la que no había investigaciones arqueológicas previas.

Exploración a contrarreloj

Situado en Kemune, en la región de Kurdistán de Irak, la situación obligó a los arqueólogos a trabajar bajo presión para excavar y documentar lo máximo posible de esta importante ciudad, antes de que volviera a sumergirse bajo el agua del embalse. El presidente de la Organización de Arqueología de Kurdistán, Ahmed Qasim, y los arqueólogos alemanes Ivana Puljiz y Peter Pfälzner tomaron la decisión de llevar a cabo excavaciones de rescate, que se llevaron a cabo en los primeros meses de este año.

Universidades de Friburgo y Tübingen, KAO

Las excavaciones no tardaron en comenzar, pues no estaba claro cuándo podía volver a subir el nivel de agua del embalse. En poco tiempo, los investigadores mapearon gran parte de la ciudad, y hallaron un palacio (documentado previamente en 2018), una fortificación masiva con muros y torres, un edificio de almacenamiento monumental y un complejo industrial. "El enorme edificio es de particular importancia porque en él se deben haber almacenado enormes cantidades de mercancías, probablemente traídas de toda la región", asegura Ivana Puljiz.

Buen estado de conservación

Los arqueólogos quedaron sorprendidos por el buen estado de conservación de las paredes, en algunas zonas con varios metros de altura. La incredulidad viene del hecho de que estuvieran realizadas con ladrillos de barro secados al sol, y han permanecido bajo el agua más de 40 años (desde que fue construido el embalse). La buena conservación se debe a que la ciudad fue destruida sobre el año 1350 a.C. por un terremoto, lo que hizo que las murallas se derrumbaran y enterraran parte de los edificios.

Universidades de Friburgo y Tübingen, KAO

"La ciudad incluía un palacio con paredes conservadas a alturas de 7 metros; en el interior había cámaras que alguna vez habían sido decoradas con murales pintados", explican los investigadores. Junto a los edificios, también se encontraron cinco vasijas de cerámica con un archivo de más de 100 tablillas cuneiformes, pertenecientes al periodo asirio medio, poco después del terremoto que afectó a la ciudad.

"Es casi un milagro que las tablillas cuneiformes hechas de arcilla sin cocer sobrevivieran tantas décadas bajo el agua", asegura Peter Pfälzner. Gracias a esto pudieron determinar que la ciudad pertenecía al Imperio Mittani, que controló parte del norte de Mesopotamia y Siria entre los siglos XV y XIII antes de Cristo. Se convirtió en una zona clave de dicho imperio por su posición estratégica, a orillas del río Orontes y entre los imperios asirio, egipcio e hitita.