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¿Quién elige los nombres de los asteroides y cuáles son las reglas para nombrarlos?

La decisión final pertenece a la UAI y el nombre debe contener máximo 16 caracteres y no ser ofensivo ni de carácter comercial

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Los asteroides son restos rocosos que quedaron de la formación inicial del Sistema Solar hace unos 4.600 millones de años. El proceso para elegir el nombre de un asteroide es largo y complicado, es más, puede tardar décadas. Por ello, hay una serie de reglas y personas encargadas para su designación.

Los primeros asteroides que se descubrieron en la historia de la humanidad hicieron honor a personajes de la mitología clásica, tal y como ocurrió con Ceres, el primer asteroide que da nombre a la diosa romana de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. Este fue descubierto el 1 de enero de 1801 por Giuseppe Piazzi desde el Observatorio de Palermo.

No obstante, estas denominaciones se han vuelto más variopintas con el paso de los años. En su mayoría, las designaciones se encuentran estrechamente vinculadas a la ciencia, pero también aparecen otros que homenajean desde ciudades hasta personajes de ópera, además de personajes bíblicos, deportistas o ciudadanos de a pie. Por ejemplo, el tenista español, Rafael Nadal, o el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, tienen su asteroide en la actualidad.

Proceso para designar el nombre de un asteroide

El proceso para designar a un asteroide es de larga duración, pudiendo llegar a tardar décadas. Y es que, a continuación del descubrimiento de un asteroide que no se identifica con ningún objeto ya existente, el Centro de Planetas Menores de la Unión Astronómica Internacional (UAI), le asigna un nombre provisional creado por el año del descubrimiento, dos letras y más dígitos en caso de que sea necesario.

En el momento en que se determina la órbita de manera suficiente como para conocer de primera mano cuál será su posición en el futuro, se le asigna un número permanente. Es en este periodo cuando la persona que lo descubrió puede plantear un nombre, que más tarde analizan, votan y aprueban (o no) un grupo de astrónomos de la Unión. De esta forma, el descubridor tiene el privilegio durante una década a partir de que el asteroide haya adquirido su número.

Otras formas para nombrar un asteroide

El astrónomo uruguayo, Gonzalo Tancredi, manifestó en una entrevista a CNN que a diferencia de épocas pasadas cuando existían descubrimientos excepcionales, a día de hoy es un proceso más común. Por todo ello, hay un conjunto de asteroides sin nombre, lo que "habilita a que otros grupos de personas interesadas en la astronomía hagan propuestas".

A pesar de que cualquiera podría plantear una designación, se priorizan las procedentes de "grupos de aficionados a la astronomía, de estudiantes con motivaciones especiales y de sociedades astronómicas", detalló Tancredi. Esto ocurrió con el asteroide en honor al escritor uruguayo Mario Benedetti. Además, también existen casos en que los nombres se definen por concursos.

Reglas para nombrar un asteroide

Para que el asteroide quede formalmente nombrado, la designación aportada debe recibir la aprobación de un grupo de la UAI. Esta institución plantea una serie de criterios que deben cumplir: no pueden ser ofensivos ni de carácter comercial, se deben poder pronunciar en algún idioma, preferiblemente ser una única palabra y contener como máximo 16 caracteres y evitar nombres parecidos a los existentes y de mascotas.

Aunque, en este caso, hay una excepción en 1985, cuando un astrónomo nombró Mr.Spock a un asteroide en honor a su gato. Por si esto fuera poco, cuando la propuesta haga referencia a homenajes de personas conocidas, militares o políticas, deben haber pasado más de 100 años de su muerte.

La decisión final

La decisión final está encabezada por un grupo de 13 astrónomos de la Unión Astronómica Internacional, cuyos intereses están relacionados a los asteroides o cometas. En el equipo actual hay personas de diferente procedencia: Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, Rusia, Uruguay, Países Bajos y República Checa, representando la diversidad cultural de la humanidad.