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El barco que busca a Anna y Olivia ha encontrado “algo extraño”

INSTITUTO ESPAÑOL DE OCEANOGRAFÍA

El buque Ángeles Alvariño explorará en profundidad con un robot la zona del fondo marino donde se ha producido el hallazgo "extraño".

El buque oceanográfico Ángeles Alvariño, que se sumó el pasado domingo a la búsqueda de las niñas Anna y Olivia, desaparecidas junto con su padre en Tenerife, continúa este martes realizando barridos del fondo marino al sudeste de Santa Cruz de Tenerife, frente a Hoya Fría. Estas tareas de rastreo, que está previsto que se alarguen hasta la próxima semana, están resultando muy complicadas porque el terreno es rocoso y lleno de precipicios, recoge Efe.

El buque, operado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO), está realizando una progresión ladder, o en cuadro, con un rumbo fijo y su inverso, repitiendo en una de las zonas tras detectar "algo extraño" que se explorará de forma más detallada con el robot submarino, han revelado a la agencia Europa Press fuentes de la investigación.

Robot Liropus 2000

La misión del Ángeles Alvariño es rastrear la zona donde la lancha de Tomás Gimeno, padre de las menores de 1 y 6 años, fue encontrada a la deriva y vacía, a una milla náutica del Puertito de Güímar. Ahí hará una radiografía del fondo marino con un sonar de rastreo lateral para tratar de identificar algún objeto extraño y, si es posible, subirlo luego a la superficie con el Liropus 2000, un submarino no tripulado (ROV- Remote Operated Vehicle) que ha sido configurado a medida para realizar tareas de observación y recogida de muestras y datos hasta una profundidad de 2.000 metros, aunque el sistema tenga, debidamente adaptado, capacidad para trabajar hasta 3.000 metros de profundidad.

Se trata del modelo ROV SUPER MOHAWK II, que cuenta con seis motores y combina una gran potencia y capacidad de carga que le permite llevar, además de seis tipos de cámaras, instrumentos de medición y toma de muestras.

Uno de sus puntos fuertes es la capacidad que tiene para la toma de imágenes. Por ello se ha cuidado mucho este aspecto dotando al sistema con un potente sistema de iluminación de 17.000 lúmens de potencia (17 veces más que una bombilla de 100 vatios), y cámaras de elevadas prestaciones, una de ellas de alta definición (formato HD) y otra de muy baja luminosidad.

En cuanto a la instrumentación oceanográfica, el Liropus cuenta con dos equipos CTD para medir temperatura, presión y salinidad, así como con un correntímetro de efecto doppler para estudiar las corrientes a las profundidades donde opere. El bastidor está diseñado para instalar además hasta 20 kilogramos de cualquier otra instrumentación científica que se requiera. Para la toma de muestras, cuenta con dos brazos manipuladores hidráulicos de precisión para la recogida de elementos sólidos y un sistema de succión para muestras líquidas y gaseosas.

Sonda multihaz EM710 y sonar de barrido lateral

Durante la exploración también se está utilizando una sonda multihaz EM710. El barco avanzará a una velocidad muy reducida de modo que la sonda irá haciendo varias pasadas sobre un mismo punto, con lo que se gana resolución. Esta permitirá hacer una cartografía con una batimetría precisa que facilitará el trabajo a realizar con el SBL.

Asimismo, se usa un sonar de barrido lateral de alta resolución modelo Edgetech 4200 con frecuencia dual a 300/600 Khz., que según el manual puede llegar a una resolución por debajo de los 3 cm, en las condiciones idóneas de trabajo y profundidad. La forma de prospectar con el sonar de barrido es similar a la descrita para la sonda multihaz. Se establecerán calles paralelas que se solaparán para cubrir toda la superficie a explorar. Durante este reconocimiento se irán estableciendo marcas en las irregularidades del fondo que requieran una inspección visual a posteriori.