Ya han pasado cuatro semanas desde que Tomás Gimeno desapareció con sus hijas Anna y Olivia, 1 y 6 años, respectivamente. Durante este tiempo, Beatriz Zimmerman, madre de las niñas, y sus allegados no han parado de difundir fotos y vídeos de las menores para que puedan ser encontrados cuanto antes. Además, recientemente publicaron una imagen en la que aparecía Tomás con gorra o mascarilla para facilitar su identificación.

También la asociación sosdesaparecidos ha difundido ahora nuevos retratos robot en los que aparece el hombre con más posibles cambios. En esta ocasión, además de llevar mascarilla, le han mostrado con la cabeza rapada, apariencia que podría haber adquirido, o con una larga melena. De esta forma, se amplía el abanico de posibilidades sobre su aspecto físico para que resulte más fácil su búsqueda.

Ampliar

Un buque con sonar se unirá el domingo a la investigación

Mientras los familiares de las niñas hacen todo lo que está en su mano para encontrarlas sanas y salvas, la policía está llevando a cabo una ardua investigación con el mismo objetivo. Para intensificar la operación, un buque oceanográfico dotado con un sistema de ecosonda multihaz y un robot submarino llegará este domingo a Tenerife.

Se trata del Ángeles Alvariño, cedido por el Instituto Español de Oceanografía a la Guardia Civil, tal y como avanzó la semana pasada la directora del instituto armado, María Gámez, pendiente entonces de la pertinente autorización del juzgado que instruye la causa como un presunto delito de secuestro. A bordo de esta embarcación, que salió del puerto de Vigo el pasado domingo, viaja el robot sumbarino Liropus. Se trata de un robot no tripulado capaz de maniobrar hasta 2.000 metros de profundidad, y que fue empleado para la observación del volcán submarino Tagoro, frente a La Restinga (El Hierro).

Con esta tecnología, la Guardia Civil rastreará el fondo submarino en un área delimitada por el geoposicionamiento del móvil de Tomás Gimeno, obtenido a través de un duplicado de su tarjeta, en la madrugada del 28 de abril, horas después de que se le perdiera el rastro.

Las cámaras de la Marina de Tenerife y un vigilante lo vieron salir por segunda vez a la mar con su lancha a las 00:30 horas. Antes, había entrado al puerto solo con su coche, desde el que llevó a su embarcación varias maletas y bolsas, y realizó una primera incursión al mar. Cuando regresaba a puerto, la Guardia Civil lo interceptó y lo propuso para sanción por saltarse el toque de queda. En la embarcación, los agentes no encontraron nada sospechoso.