CORONAVIRUS

Brasil, en el abismo: varios fabricantes de automóviles paran su fabricación

Stephane Mahe

Compañías como Renault, Toyota y Nissan han paralizado su actividad después de que el país superara las 300.000 muertes por COVID-19 el pasado miércoles.

La COVID-19 ha convertido Brasil en un auténtico infierno. Con más de 12,3 millones de contagios y 303.000 muertes, es actualmente el país más castigado por la pandemia y la segunda nación del mundo con mayor número de víctimas e infecciones, después de Estados Unidos. Como consecuencia, las empresas están tomando medidas para proteger a sus empleados.

Tras rebasar el miércoles la cifra de 300.00 decesos, la filial brasileña de Renault anunció la suspensión de actividades en su planta de Sao José dos Pinhais, en el estado sureño de Paraná desde el 29 de marzo al 4 de abril, según informa la agencia Xinhua. En un comunicado el fabricante de automóviles explica que esta medida "tiene como objetivo contribuir con el aislamiento social en este momento en el que diferentes ciudades adoptaron medidas más restrictivas". Por otra parte, la compañía francesa también ha parado su producción en otras zonas de Latinoamérica: Córdoba (Argentina), Envigado (Colombia) y Cormecanica, en Los Andes (Chile).

A esta paralización se sumaron el jueves las filiales en Brasil de las multinacionales Nissan y Toyota. Según comunicó la empresa, Nissan Brasil decidió otorgar vacaciones colectivas a sus empleados, y la línea de montaje en la ciudad de Resende, en el estado de Río de Janeiro (sudeste) y que es la principal de la compañía, será suspendida entre el 26 de marzo y el 9 de abril, retomando las actividades el 12 de abril. Por su parte, Toyota determinó la misma paralización en sus cuatro fábricas del estado de Sao Paulo.

Días atrás, otras empresas ya habían tomado la decisión de implantar esta medida. La primera de ellas fue Volkswagen, que el viernes 20 de marzo anunció la paralización, desde el 24 de marzo hasta el 4 de abril, en las cuatro plantas que tiene la compañía en el gigante suramericano. El martes 23 fue Mercedes Benz quien comunicó que paraba entre el 26 de marzo y el 6 de abril para "contribuir en la reducción de la circulación de personas en este momento crítico en el país; administrar la dificultad de abastecimiento de piezas y componentes, y atender la petición de autoridades municipales para que anticipemos festivos"

Bolsonaro cambia su discurso

Desde el estallido de la grave crisis sanitaria provocada por el coronavirus, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha minimizado el impacto de la pandemia, negándose a usar mascarilla o afirmando que el virus era solo una "gipecita". Además, ha evitado a toda costa imponer un confinamiento nacional severo como al que han recurrido numerosos países de todo el mundo. Una tendencia que sigue presente. El pasado miércoles, el nuevo ministro de Salud, Marcelo Queiroga, el cuarto desde que comenzó la pandemia, volvió a descartar la medidas, según recoge El País. "¿Quién quiere el encierro? Nadie quiere el encierro. Necesitamos imponer medidas sanitarias eficientes, incluso porque la población no se adhiere al cierre. Necesitamos máscaras y distancia", manifestó.

Además, pese a la reciente intención de crear una acción coordinada entre poderes con un gabinete de crisis, sigue reinando una gestión caótica que recibe numerosas críticas. Sin ir más lejos, esta semana, el Ministerio de Salud incluso anunció un cambio en la forma de registrar a las víctimas de la enfermedad, lo que reduciría datos diarios. Sin embargo, tuvo que anular la orden por las quejas de los Estados. También han sido diversas las protestas de los ciudadanos. El pasado martes, una fuerte cacerolada al grito de "asesino" en varias capitales del país exigía al presidente medidas realmente eficaces para combatir la pandemia. Por su parte, el Congreso Nacional también ha pedido acciones concretas, cuando falta un año para las elecciones.

Ante estas presiones, Bolsonaro ha cambiado su discurso, mostrando un tono más conciliador y prometiendo la creación un comité nacional de monitoreo de pandemias, que estará integrado por representantes del Ejecutivo, los gobiernos estatales y el Congreso. De igual forma ha rectificado su forma de hablar sobre las vacunas. En un principio las cuestionó y se refería a ellas de forma despectiva, mientras que ahora se muestra a su favor y garantiza que el país tendrá las 500 millones necesarias en el segundo semestre.