CORONAVIRUS

Tanzania, el país que niega el virus y no quiere la vacuna

STRINGER

El país de África Oriental dejó de publicar datos de la pandemia en mayo de 2020. En los últimos meses han rechazado la vacuna y niegan la presencia del virus.

Desde el inicio de la pandemia, no son pocos los ciudadanos, e incluso los cargos políticos, que han minimizado la peligrosidad del coronavirus, llegando incluso de dudar de su existencia. Entre ellos, algunos presidentes de grandes potencias que negaban la COVID. Boris Johnson, Donald Trump y Jair Bolsonaro fueron algunos de ellos que, tras hacer de menos la pandemia, la sufrieron en primera persona tras contagiarse.

Más de un año después de la llegada del SARS-CoV-2, todavía hay quien tiene sus dudas. Es el caso de Tanzania, en el África Oriental, cuyos dirigentes se empeñan en insistir que el país está "libre de COVID". En los últimos días, el fallecimiento de un ciudadano tanzano, con síntomas de la COVID, ha vuelto a poner sobre el foco el debate del tratamiento del país con la situación actual.

En el mes de mayo publicaron los últimos datos oficiales: en total, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuenta con 509 casos confirmados y 21 fallecidos. Desde el ocho de mayo, ni rastro de nuevos datos. Como la familia del fallecido, muchos otros guardan silencio por temor a represalias del Gobierno, tal y como indica BBC. Ante tal situación, Reino Unido ha prohibido la entrada de viajeros desde este país, mientras que Estados Unidos recomienda no viajar a Tanzania.

Negación del coronavirus y de las vacunas

En el pasado mes de julio, el presidente del país, John Magufuli, dio por vencido al virus en el territorio nacional. Desde entonces, tanto él como otros funcionarios se han burlado del uso de mascarillas, han cuestionado la eficacia de las pruebas de detección y han cuestionado las medidas impuestas por otros países.

Pero el negacionismo no se queda ahí y también ataca a las vacunas, a las que considera muy peligrosas. Hasta la fecha, no se atisba ningún plan para la vacunación en el país. "Deben permanecer firmes. Las vacunas son peligrosas. Si el hombre blanco fuera capaz de crear vacunas debió haber encontrado una para el sida, para la tuberculosis, para la malaria, para el cáncer", aseguraba hace unos días en el diario local The Citizen. En alguna otra ocasión ha expresado su rechazo a que sus paisanos sean "conejillos de indias".

Batido natural en lugar de vacunas

El director de la OMS para África, el doctor Matshidiso Moeti, animó al gobierno local ha comenzar la campaña de vacunación, aunque el consejo parece no haber calado. Todo lo contrario: la ministra de Salud, Dorothy Gwajima, se expresa en la misma línea que el presidente. Según Gwajima, tienen su "propio procedimiento sobre cómo recibir los medicamentos, y lo hacemos tras estar satisfechos con el producto".

Presentación del batido que recomienda Tanzania contra la COVID

En lugar de las vacunas, el país africano apuesta por un batido natural a base de jenjibre, cebollas, limones y pimienta, con el que aseguran, sin aportar pruebas, que previene el contagio. "Debemos mejorar nuestra higiene personal, lavarnos las manos con agua corriente y jabón, usar pañuelos, vapor de hierbas, hacer ejercicio, comer alimentos nutritivos, beber mucha agua y remedios naturales con los que está dotada nuestra nación", afirma Gwajima. Pero no por la presencia del virus en el país, sino porque este está "asolando" a países vecinos.

Voces discordantes en el país

Desde hace meses, una directiva emitida por Magufuli permite únicamente a la doctora Gwajima, a tres altos funcionarios y al propio presidente dar información sobre la COVID. Sin embargo, empiezan a surgir las primeras señales de escepticismo sobre la situación. ""El problema aquí es que el gobierno les está diciendo a los tanzanos que la mezcla de vegetales, que tiene beneficios nutricionales, es todo lo que necesitan para mantener a raya al coronavirus, pero no es el caso", revela un médico local a BBC.

Y no es el único. Los líderes de la Iglesia Católica del país han advertido recientemente a la población de cumplir con las medidas. "La COVID no ha terminado, está aquí. No seamos imprudentes, tenemos que protegernos, lavarnos las manos con agua y jabón. También tenemos que volver a usar mascarillas", alega Yuda Thadei Ruwaichi, obispo de Dar es Salaam, la ciudad más poblada del país africano. De igual forma, el secretario de la Conferencia Episcopal de Tanzania, Charles Kitima, desvela un aumento en los servicios funerarios. Así, han pasado de tener "una o dos misas de réquiem" a la semana, a hacerlas a diario.

Desde el Gobierno tanzano, critican estas declaraciones asegurando que son alarmistas. El viceministro de Sanidad, Goodluck Mollel, asegura que "se deben dejar estos asuntos a los científicos. Si hay algún problema, el Gobierno lo explicará. La gente debe seguir con sus actividades productivas habituales".

Palabras contradictorias

A pesar de tener un marcado carácter negacionista, también han deslizado en alguna ocasión la posible presencia del virus en el país. Así ocurrió en enero, cuando dos ciudadanos daneses visitaron el país y luego dieron positivo en la variante sudafricana, el presidente Magufuli culpó a los tanzanos por viajar al extranjero e "importar un nuevo y extraño coronavirus".

También recientemente, el secretario permanente del Ministerio de Salud, Mabula Mchembe, dijo tras visitar varios hospitales que los pacientes con problemas respiratorios padecían hipertensión, insuficiencia renal o asma. Sin embargo, un comentario en redes sociales del ministerio aseguraba que "no todos los pacientes en el hospital tienen coronavirus". Entonces, se entiende, algunos sí lo tienen.