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Las vacunas españolas contra la COVID-19 tienen fecha

CHRISTOPHE ARCHAMBAULT

En nuestro país existen tres proyectos, que vislumbran el paso a la experimentación con humanos. Podrían estar listas a finales de 2021.

Actualmente, en Europa hay dos vacunas contra el coronavirus autorizadas: las desarrolladas por Pfizer/BioNTech y Moderna. España también se encuentra en la carrera por encontrar un remedio, algo que podría ocurrir a finales de este 2021 recién comenzado.

En nuestro país existen tres proyectos vacunales, que vislumbran el paso de la fase preclínica con animales a las de experimentación con humanos. Dos de los ensayos están siendo realizados en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) por los doctores Mariano Esteban y Juan García Arriaza por un lado, y por otro por Luis Enjuanes e Isabel Solá; el restante se está llevando a cabo en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) por el profesor Vicente Larraga.

Tres plataformas diferentes

El más avanzado es el que lideran Esteban y Arriaza. Su plataforma vacunal es la de una variante inactivada del virus de la viruela, que es usado como vehículo para transportar una proteína del coronavirus capaz de estimular la defensa del sistema inmunitario.

Por otra parte, la que desarrollan Enjuanes y Sola se trata de replicaciones de ARN que se está elaborando mediante dos formulaciones. Según sus creadores, no existe ninguna otra similar en el mundo, puesto que eliminan las partes más dañinas del patógeno para obtener su genoma. Una vez logrado, ya no tiene la capacidad de propagarse de una célula a otra y le confiere una gran seguridad a esta vacuna.

El tercero que se encuentra en desarrollo es el de Larraga. Su plataforma es de ADN recombinante. Es un suero basado en una vacuna contra la leishmaniasis canina y utiliza un plásmido sintético. Los resultados con ratones humanizados fueron muy esperanzadores, superando incluso a los obtenidos en esa fase por una de las vacunas que ya está aplicando.

Grandes dificultades

Entre las dificultades con las que han afrontado este proceso, se encuentran la falta de infraestructuras, la burocracia o la inseguridad laboral. Además, la financiación ha sido notablemente inferior respecto a las de otros países como Estados Unidos, Reino Unido o Rusia.