CORONAVIRUS

García Rojas: "Parece que estamos asistiendo a una carrera de la vacuna según la empresa"

El presidente de la Asociación Española de Vacunología teme que las prisas por sacar adelante una vacuna eficaz genere dudas en la población.

García Rojas: "Parece que estamos asistiendo a una carrera de la vacuna según la empresa"
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La vacuna contra el coronavirus cada vez está más cerca y laboratorios como Pfizer y Moderna ya han anunciado el alto porcentaje de efectividad de su vacuna candidata contra la COVID-19. También Rusia ha anunciado el 92% de eficacia de su vacuna Sputnik. Pero para algunos expertos, la rapidez por sacar cuanto antes el fármaco podrían provocar dudas en los ciudadanos a la hora de querer inyectarse el antídoto.

El País ha hablado con el presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, quien pide prudencia con la vacuna, aunque ve optimismo en los datos de las farmacéuticas.

La vacuna de Moderna

Sobre Moderna, el experto señala: “Siguen añadiendo optimismo a la disponibilidad de productos que tienen una buena calidad de intervención frente a la pandemia. La eficacia que están teniendo, según sus resultados, es muy elevada. Aunque me hubiera gustado que los resultados no se escenificaran en una nota de prensa, sino en revistas científicas relevantes, que nos permiten evaluar mejor el impacto desde el punto de vista científico”, señala.

“La vacuna lo que hace es que evitar que uno resulte afectado por el virus, evita la enfermedad. Su impacto sobre las formas graves todavía no está definido”, dice.

Diferencias entre Pfizer y Moderna

Diferencias entre las vacunas de Moderna y Pfizer: “Las dos tienen un buen estándar de eficacia y la línea de desarrollo de las mismas es muy similar también. Quizá, la ventaja más evidente es de tipo logístico, en tanto que una de las vacunas (la de Pfizer) se tiene que conservar a una temperatura de menos 80 grados y la otra no”, explica.

Los anuncios de la eficacia de ambas vacunas se han hecho a través de comunicados oficiales de las propias empresas, pero en ningún caso han sido publicadas en ninguna revista científica: “Voy a quedarme situado en un ángulo de buena fe y voy a pensar que es por la necesidad de llevar optimismo a la ciudadanía después de tantas noticias negras, tanta desazón y tanto desconcierto. Desde el lado malo, podemos pensar en movimientos bursátiles y temas de estos”, señala.

Seguridad del fármaco

¿La rapidez en sacar la vacuna podría perjudicar a la seguridad del medicamento?: “No, la seguridad no. Lo que pueden poner son algunas dudas e interrogantes en la ciudadanía. Eso sí que me preocupa. Parece que estamos asistiendo a una carrera de la vacuna según la empresa. Y eso no es bueno porque genera inquietud en la ciudadanía. Lo lógico es que se presenten los resultados en los medios científicos y poco a poco fuéramos viendo el impacto. ¡Qué curioso!: sale Pfizer, con el 90% de efectividad; luego la Sputnik, 92%; y ahora Moderna, 94%. No parece un modo razonable para ganar la adherencia de la ciudadanía”, advierte.

Los españoles tienen dudas

Dudas de los españoles a la hora de ponerse la vacuna: “Tiene coherencia con las dudas e incertidumbres y algunos movimientos que ha habido con relación a la pandemia. Tiene lógica esa respuesta de un porcentaje amplio de la ciudadanía. Pero somos un país que tiene muy interiorizado lo que han significado las vacunas como herramienta básica de salud pública y creo que cuando lleguen las vacunas, posiblemente este perfil de falta de adherencia que tienen algunos ciudadanos respecto a ellas vaya desapareciendo poco a poco. La clave es esta reflexión: ¿cuál es la alternativa? ¿Seguir con el dolor, el sufrimiento y seguir profundizando en la crisis económica? La alternativa es mucho más contundente que el pequeño efecto secundario que podría tener una vacuna”, añade.

¿Una vacuna obligatoria?

“Creo que no debería ser obligatoria porque somos un país vacunador y con un discurso razonable deberíamos conseguir que esa falta de adherencia que tiene una persona desaparezca. El hacerlo obligatorio podría tener efectos secundarios negativos en relación con la vacunación. Ahora bien, si vamos vacunando y la cobertura no crece y la pandemia sigue y sigue, a lo mejor sí habría que replantearse la necesidad de aplicar criterios de obligatoriedad. Pero no ahora”, señala.

García Rojas lo tiene claro. El sí se vacunaría: “Sin ninguna duda. Por tres motivos: porque soy médico, porque tengo más de 60 años y porque tengo una patología de base, que es la hipertensión. Sé que es lo único que va a evitar en estos momentos que tenga la posibilidad de infectarme”, concluye para El País.