CORONAVIRUS

80 científicos tumban la idea de la inmunidad de grupo a través de una carta

Investigadores de todo el mundo, entre ellos un español, consideran que no es una teoría apoyada por la ciencia ni demostrada.

80 científicos tumban la idea de la inmunidad de grupo a través de una carta
STRINGER REUTERS

La idea de la llamada inmunidad de grupo o inmunidad de rebaño pierde apoyos, sobre todo dentro de la comunidad científica. Esta teoría fue defendida a comienzos de pandemia como una posible solución para proteger a los grupos de población más vulnerables, pero 80 científicos de diferentes nacionalidades se han unido para escribir una carta en la que desmontan la estrategia.

La inmunidad de grupo es el nombre escogido para la teoría que defiende que sería interesante que la enfermedad se descontrole en población con bajo riesgo o ninguno para conseguir que este sector acabe siendo inmune y de manera directa eso provoque que las personas vulnerables estén más protegidas.

Sin embargo, en una iniciativa que se ha denominado El memorandum John Snow, en honor al padre de la epidemiología, y publicada a través de un texto en la prestigiosa revista The Lancet, este grupo de investigadores, entre los que se encuentra el español José María Martín Moreno, han llegado a un consenso sobre lo que científicamente está bien y aquello que está equivocado, caso de la inmunidad de rebaño."Es una falacia peligrosa sin evidencia científica", reza el escrito.

Los argumentos de los expertos

Los autores de esta carta afirman que las restricciones que se están llevando a cabo en los diferentes países ha llevado a la gente a una desmoralización generalizada y a una falta de confianza en las instituciones, y ese es precisamente el origen de un “interés renovado” por la estrategia de la inmunidad de grupo.

Al contrario de lo expuesto anteriormente, estos científicos consideran que si el virus se transmite de manera descontrolada en la gente joven y de poco riesgo, lo que se conseguiría es que la enfermedad aumente de manera significativa y que las muertes sean también mayores. Y también el efecto conseguido serían olas de transmisión repetidas durante años.

Defienden que está demostrado que no se puede restringir el virus a un sector concreto de la sociedad, además de ser poco ético, por lo que prefieren que las medidas destinadas a proteger a las personas más vulnerables sean “medidas efectivas que supriman y controlen la transmisión y hacerlo de forma masiva, aunque deben estar apoyadas por programas financieros y sociales que animen a la buena acogida por parte de la comunidad”.

“El propósito de estas restricciones es suprimir de forma eficaz las infecciones por Sars CoV-2 hasta que se queden en unos niveles tan bajos que permitan la detección rápida de nuevos casos y la localización de brotes, y que se pueda responder de forma rápida a través de la estrategia 'encontrar, hacer test, rastrear y aislar’”, afirman en la carta.

Teoría extendida por todo el mundo

Por sorprendente que parezca, la idea de dirigir los contagios a la gente menos vulnerable y “descontrolarla” en este sector de la población está bastante extendida por los diferentes países del mundo. De hecho, se usó para apoyarla, de manera generalizada, la situación de Manaos, en Brasil, donde los números invitaban a una inmunidad de grupo de verdad.

Sin embargo, en Manaos se está viviendo una segunda ola, un repunte que deja menos refrendada la idea. Y de igual forma, en zonas más desarrolladas como España, la viróloga Margarita del Val desmontó también la inmunidad de rebaño afirmando que se necesitarían “cinco o diez oleadas” como las de marzo y abril.