CORONAVIRUS
Carlos Velayos: “Hay días que ya tenemos que priorizar la cama de UCI entre pacientes de COVID-19”
El intensivista de esta unidad prevé que los ingresos en las unidades de cuidado intensivos estarán en crecimiento, al menos, durante 20 días.
Los hospitales madrileños están volviendo a vivir una situación muy delicada ante el creciente número de contagios por coronavirus en la región. Algo que ha corroborado Carlos Velayos, que trabaja como intensivista en la unidad de cuidados intensivos (UCI) de un hospital mediano del sur de Madrid. El médico ha explicado que mientras en agosto, "con todo muy controlado", los casos graves eran escasos y se podían hacer intervenciones precoces, procurando siempre evitar llegar al respirador y la sedación, ahora todo ha cambiado con la llegada de la segunda ola. "Hay días que ya tenemos que priorizar la cama de UCI entre varios posibles candidatos de la sala COVID-19", lamenta en una entrevista para La Vanguardia.
Velayos señala que el escenario actual no dista mucho ya del que había en abril. Por ejemplo, los pacientes vuelven a ser "personas con una situación respiratoria muy comprometida, entre los 55 y los 70 años". Además, si bien reconoce que saben mejor qué usar y que no para tratar a los enfermos, denuncia que "los pacientes están igual de graves que entonces y las herramientas son igual de limitadas".
En cuanto al motivo por el que tratan de evitar, en la medida de lo posible, los respiradores, el médico ha indicado que estar enchufado a él puede tener muchas secuelas, especialmente en pacientes con coronavirus. "El síndrome post-UCI de la COVID-19 es muy florido. Se alteran las capacidades motoras, que afectan a la autonomía personal, la disfagia, la respiración; también las capacidades cognitivas, el lenguaje, la concentración; y las psicológicas, depresión, ansiedad, estrés postraumático".
Situación previsible
El médico afirma que lo que se está viviendo en los hospitales se veía venir desde hace tiempo: "Cuando a mediados de agosto se veía el ascenso de casos en Madrid que antes vivió Catalunya, pensamos que nos enfrentábamos a algo parecido: las medidas contendrían el crecimiento al cabo de varias semanas y viviríamos una segunda ola con cifras altas, pero contenidas gracias a un esfuerzo de la asistencia primaria, los cribados, los rastreadores y las medidas de restricción de movilidad". Lo que no esperaban, según critica, era que no se actuara ante este crecimiento de casos y que "la ola creciera desmadrada hasta un posible colapso".
Se espera un aumento de ingresos en UCI
El hospital de Velayos, cuyo nombre no ha querido revelar porque han pedido a los profesionales que no hablen de las organizaciones en las que trabajan, es un centro mediano de 400 camas situado en una de las ciudades madrileñas con más casos de COVID-19. Contaba 12 camas de intensivos, pero ya las han tenido de duplicar quitando espacio a las urgencias de ginecología y al hospital de día quirúrgico. Ya tienen 24 camas, de las cuales 18 están ocupadas por enfermos de coronavirus.
Esto es consecuencia del notable aumento de ingresos en UCI que se está produciendo y que se espera próximamente. Este sábado, el médico ha publicado en su cuenta de Twitter la buena noticia de que están disminuyendo las hospitalizaciones de pacientes por COVID-19. Pero también señala que preocupa, aunque no sorprende, este crecimiento de ingresos en UCI. "Me temo que esto todavía pasará durante algunos días más", vaticina. Una previsión que ya había manifestado durante la entrevista: "Nos quedan 20 o 25 días de subida. Si con las restricciones y medidas que se tomen ahora las cifras notarán algo en 10 días, el impacto en la uci no llegará hasta al menos 20", vaticinaba.
Ante este probable incremento, el médico ha afirmado que la mayoría de hospitales se está planteando "empezar a suspender las cirugías programadas, porque no habrá suficientes ucis disponibles". Porque, aunque se ha incrementado la plantilla, no es suficiente para atender al doble de pacientes. "Así que vamos agotados, multiplicando guardias. Yo voy por siete al mes" sentencia.
Sufrimiento de los pacientes y su familia
Las personas que están ingresadas, además de sufrir la enfermedad, también acusan las consecuencias psicológicas de esto, al tener que hacer frente a todo en solitario. "Quizás el momento más duro está en la sala, cuando te acercas a decirles que tendremos que llevarles a la UCI. Y se enfrentan solos, absolutamente solos, porque la COVID-19 no deja entrar a los familiares, a la noticia de que no está funcionando y necesitan que les intubemos", relata Velayos.
Una vez ingresan en UCI, llega la agonía de las familias porque los pacientes, en general, suelen estar sedados. Por eso, algunas iniciativas tratan de conseguir que este aislamiento no sea total. "En el proyecto de humanización de las ucis en el que participo intentamos que se citen de forma alterna a familiares, para que no se encuentren en salas de espera, pero que no sea tan absoluta esa soledad, sobre todo cuando uno se enfrenta al último escalón, a la última oportunidad", explica.
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