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Un componente del veneno de las abejas se muestra eficaz contra el cáncer de mama

La combinación de la melitina con los medicamentos de quimioterapia fue muy eficiente para reducir el crecimiento tumoral en los ratones con los que se ensayó.

Un hallazgo del Instituto de Investigación Médica Harry Perkins de Perth (Australia) ha permitido descubrir que el veneno de las abejas mata rápidamente a las células cancerígenas de mamas agresivas y difíciles de tratar.

La investigación también permitió observar que el componente principal del veneno combinado con los medicamentos de quimioterapia fue muy eficiente para reducir el crecimiento tumoral en los ratones con los que se ensayó.

Ciara Duffy, experta que realizó este análisis, explicó que "descubrimos que el veneno de las abejas es notablemente eficaz para matar algunas de estas células de cáncer de mama realmente agresivas en concentraciones que no son tan dañinas para las células normales".

Así, la facultativa espera que el descubrimiento pueda llevar a desarrollar un tratamiento para el cáncer de mama triple negativo, que representa del 10 al 15 por ciento de todos los tipos de esta enfermedad y para el que actualmente no existen terapias con efectividad clínica demostrada.

Muy efectivo

La exploración mostró que una concentración específica del veneno mató en 60 minutos al 100% de las células de cáncer de mama triple negativo y de cáncer de mama enriquecidas con HER2, mientras que su efecto sobre las células normales era mínimo.

Efectos anticancerígenos

La toxina fue cosechada de colmenas de abejas en la Universidad de Australia Occidental, así como de Irlanda e Inglaterra. Los animales fueron dormidos con dióxido de carbono y se mantuvieron en hielo antes de extraer el veneno e inyectarlo en los tumores. Según Duffy, el elemento esencial por su letalidad es un componente llamado melitina.

Los expertos reprodujeron este componente de forma sintética y descubrieron que reflejaba la mayoría de los efectos anticancerígenos: "Lo que hace la melitina es que entra en la superficie o en la membrana plasmática y forma agujeros o poros y hace que la célula muera", explicó la facultativa.

Además, también se observó en 20 minutos que la melitina tenía otro gran efecto: "Descubrimos que estaba interfiriendo con las principales vías de transmisión de mensajes o señales del cáncer que son fundamentales para el crecimiento y la replicación de las células cancerosas".

Pese a la relevancia de este suceso, Duffy declaró que todavía "hay un largo camino por recorrer en términos de cómo lo administraríamos en el cuerpo y, ya sabes, observando las toxicidades y las dosis máximas toleradas antes de que llegue más allá".