CORONAVIRUS

La calima ya frenó el avance del coronavirus en las Islas Canarias

Ángel Medina G.

El encierro y la suspensión de los carnavales durante el fin de semana del 21 al 23 de febrero habrían parado la penetración de la COVID-19.

La calima habría sido fundamental para la baja incidencia del coronavirus en el archipiélago canario. Según un estudio preliminar, aún no publicado, firmado por varios miembros del comité científico asesor del Gobierno de las islas durante la crisis, el encierro obligatorio al que se vio sometido la población durante el fin de semana del 21 al 23 de febrero por el polvo en suspensión proveniente del Sáhara, fue clave para la baja incidencia del virus en este territorio, donde tres de sus zonas (El Hierro, La Gomera y La Graciosa) han ido siempre un paso por delante en la desescalada.

La alerta por calima se disparó a las 16:00 horas del sábado 22 de febrero y provocó el cierre de los ocho aeropuertos canarios. Esto dejó en tierra 800 vuelos y redujo el movimiento de posibles infectados. Además, el fenómeno climatológico, con fuerte incidencia en la salud de la población (sobre todo en personas con problemas respiratorios), obligó al confinamiento y a la cancelación de la gran fiesta canaria: los carnavales, reduciendo las aglomeraciones y la capacidad de transmisión del virus en consecuencia.

Diferencia Tenerife-Las Palmas

Solo Tenerife mantuvo en activo el Carnaval de Día del domingo 23. Un acontecimiento que provocó la entrada en la capital de más de 55.000 automóviles, según las autoridades locales, y la aglomeración de muchos jóvenes. Según los investigadores, es básico para entender por qué Tenerife muestra unas cifras más altas de incidencia que Las Palmas. La primera ha sufrido el 60% de los casos (1.464 de 2.365) con el 43% de la población, mientras que la segunda llega casi al 25% (600) con el 40% de los habitantes del archipiélago.

El estudio, en revisión por la International Journal of Environment Research and Public Health (Revista Internacional de Investigación Ambiental y Salud Pública), analiza la incidencia acumulada de la enfermedad hasta el 1 de abril, momento en el que Tenerife alcanzó los 108,7 casos por cada 100.000 habitantes y Gran Canaria, los 44,1. También se subraya que otro de los motivos que frenaron al virus en Las Palmas, fue la cancelación de los carnavales de Maspalomas, dos días antes de la declaración del estado de alarma.

Efecto de la calima

La calima que azotó las Canarias durante ese fin de semana, la peor en los últimos 40 años, trajo unos vientos registrados de hasta 120 kilómetros a la hora. Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura fueron las islas más afectadas por un fenómeno que en Las Palmas llegó a mostrar una concentración de 416 nanogramos por metro cúbico en las partículas en suspensión con un diámetro inferior a las diez micras, cuando el límite diario tolerado para la salud es de 50. Estas son las más peligrosas porque pueden entrar en el torrente sanguíneo por los alvéolos de los pulmones.

En el estudio han participado científicos del Instituto de Investigación Biomédica y de Ciencias de la Salud y el departamento de Métodos Cuantitativos en Economía y Gestión de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), del departamento de Ciencias Clínicas y de la Comunidad de la Universidad de Milán, del grupo de estudio y análisis de la COVID-19 en Canarias, de la Fundación de Investigación en Nutrición de la Universidad de Barcelona, del Instituto de Salud Carlos III, del servicio de Admisión y Documentación Clínica del Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria, del departamento de Medicina Preventiva, Salud Pública y Microbiología de la Universidad de La Laguna (ULL) y del área de Medicina Preventiva del Hospital Insular Materno Infantil de Gran Canaria.

Sus autores son Laura Tomaino, Lourdes Ribas, Jaime Pinilla, Silvia Rodríguez, Beatriz González, Patricia Barber, Antonio Sierra, Carlo La Vecchia y Lluís Serra.