The Last Dance: los 10 momentos clave del documental de Jordan
Jerry Krause, el sexto anillo, la retirada de 1993...The Last Dance concluye con una audiencia espectacular, revelaciones y un espectacular repaso a la figura de His Airness.
Se acabó The Last Dance. Más de un mes después de la emisión del primer episodio, el documental llega a su esperado final con la misma expectación que tuvo en su inicio. Potenciado seguramente por el parón deportivo a nivel mundial, el reportaje sobre la vida de Michael Jordan (que es en lo que se ha centrado, más allá del titular) ha contado con unas audiencias espectaculares, con momentos para la historia, una polémica inherente al deporte y un entretenimiento soberano para el aficionado a la NBA, que ha encontrado un motivo de distracción estupendo con el que suplir la falta de baloncesto, algo de lo que ha sido responsable, ya se sabe, el coronavirus.
A continuación, vamos a repasar los 10 momentos más importantes del documental. A juicio subjetivo (siempre faltan o sobran cosas), nos centraremos en los buenos y malos momentos, en la controversia que han suscitado algunos de los comportamientos del protagonista y, por supuesto, en la historia pura que representó durante más de una década, con ese tiro en el Delta Center por encima de Byron Russell que fue el colofón a la extraordinaria carrera del que es, para muchos, el mejor jugador de la historia de la NBA.
10. "Los campeonatos los ganan las organizaciones"
No ponemos esta frase de Jerry Krause en último lugar porque sea lo menos importante del documental, sino porque sirve de hilo conductor para hilar todo el metraje. La figura del General Manager está continuamente en el ojo del huracán, cuestionada y bien valorada a partes iguales, con momentos polémicos, decisiones no del todo acertadas y una manera de ver el baloncesto que chicaba con Michael Jordan. El enfrentamiento entre Krause y la plantilla es notorio, y desde el principio se revela que el directivo deja claro a que Phil Jackson se iría al terminar la temporada. De ahí el título del documental, The Last Dance, que es como llamó el técnico, acostumbrado a dotar de un nombre a cada curso, a la 1997-98.
Sin embargo, la figura de Krause sigue sometida a debate tras la emisión del documental. Si bien es cierto que su egolatría y ganas de reconocimiento se imponen y acaban significando el fin de los Bulls sin Jordan, la actitud de la plantilla hacia el directivo no parece ser la correcta. En especial, la comentada imagen en la que Jordan se mete explícitamente con su peso. Es cierto que Krause cometió errores, pero también es el responsable de seleccionar a Pippen en el draft, traspasar a Oakley para conseguir a Grant o fichar a Kukoc, Harper o Rodman... entre muchos otros. Y también, por supuesto, de apostar por Phil Jackson cuando nadie se fiaba de ese movimiento por aquel entonces. Todo eso permite a Krause ser Ejecutivo del Año en 1988 y 1996, pero es posible que con la nueva información revelada, deje de ser el malo de una película en la que imperan las tonalidades grises: como si de Juego de Tronos se tratase, en los Bulls no se puede dividir a la franquicia en malos y buenos. Cada uno, al final, hizo méritos para estar en ambos bandos... o en ninguno.
9. Dennis Rodman
El capítulo dedicado al ala-pívot es de los más interesantes de toda la serie. El fichaje, logrado por Krause (cómo no) y promovido por Phil Jackson, tiene altas dosisde polémica en su momento, sobre todo por la reputación que tenía antes de su llegada. Con problemas en los Spurs y un comportamiento cuestionable, los egos cruzados de Phil Jackson, Pippen y Jordan mantuvieron a raya su carácter. Rodman se adaptó a la perfección a los Bulls y fue una figura clave para conquistar el segundo three-peat de la franquicia. La escena en la que se marcha a Las Vegas y tarda días en volver y su anécdota con Michael Jordan y Carmen Elektra, para el recuerdo.
8. Riéndose de Gary Payton
Fue otro de los momentos más impresionantes del documental y que ha dado lugar a un sinfín de memes. Jordan veían en una tablet como Gary Payton aseguraba que, si le hubiese defendido desde el principio de las Finales de 1996, habrían tenido más posibilidades de ganar. "No tenía problemas con El Guante", aseguraba Jordan, negando que el base, Mejor Defensor esa misma temporada, pudiera frenarle. La realidad, es que en los tres partidos en los que Jordan estuvo libre de la defensa del playmaker de los Sonics, se fue a 31 puntos y 5 asistencias, con un 46% en tiros de campo y un excelente 50% en triples. Con él encima, las tornas cambiaron: 23,7 puntos, 3,3 asistencias, menos de un 37% en tiros de campo y apenas un 11 % en triples. En total, el escolta se quedó en 27 puntos con un 41% en tiros, un 30% en triples y inco de los seis partidos por debajo de la treintena. Con diferencia, sus peores números en unas Finales.
7. Y Dios se disfrazó de jugador de baloncesto
Era inevitable que los 63 puntos de Jordan contra los Celtics el 20 de abril de 1986 salieran a relucir en este documental. La exhibición se saldó con 22 de 41 en tiros de campo y 19 de 21 en triples, y dio lugar a una de las frases más famosas de la historia de la competición, esa pronunciada por una leyenda como Larry Bird que relacionaba a Dios con Jordan. Fue la primera gran exhibición de la carrera de His Airness y una de las mayores de su carrera. La serie, eso sí, fue para los Celtics (3-0)... aunque mejores tiempos no tardarían en llegar.
6. The Shot, 1989
El 7 de mayo de 1989, Jordan eliminaba a los Cavaliers de Lenny Wilkens con un tiro ganador en el quinto partido de la primera ronda. La serie llegaba 2-2 al último encuentro después de que los Bulls desaprovecharan un match ball en casa. Y a 2 segundos del final, el Richfield Coliseum pedía defensa a sus jugadores con todos los ojos puestos en Jordan, que realizó un excelente tiro en suspensión desde la línea de tiros libres y ante la defensa de Craig Ehlo. Recientemente, Ron Harper, que luego compartiría vestuario con Michael en Chicago dijo que debió de ser él su defensor, otro debate irrisorio en una época en la que es muy común recordar viejos tiempos. El lanzamiento permitió sobrevivir a un proyecto que habrían pendido de un hilo en caso de caer a las primeras de cambio, con el retroceso que eso habría supuesto. Y la canastra también es, cómo no, una de las más icónicas de la historia de los playoffs. Una de tantas, claro.
5. ¿Era Jordan un buen compañero?
Se ha convertido en uno de los temas más recurrentes al ver el documental. Incluso se ha llegado a especular si era una buena persona, habladurías motivadas por la ausencia en el documental de Juanita, su ex mujer. Sin embargo, las cosas se han centrado en el comportamiento de Jordan con sus compañeros. Las acusaciones de puñetazos por parte de Will Perdue, o las palabras que le han dirigido ex compañeros como Craig Hodges, ausentes en el documental, han sido muy comentados, así como la pelea con Steve Kerr en 1995. Jordan no ha huido de las acusaciones y ha afirmado que ese era su modo de ver el baloncesto y que es quien es gracias a esa clase de comportamientos, que para algunos han puesto en cuestión, al menos en una pequeña parte, su reputación. Tampoco han sentado bien sus revelaciones sobre la cocaína o la cerveza en los descansos. Y las dudas sobre el rojo de sus ojos, la copa de licor que le acompañaba durante las entrevistas o su afición a los puros pesan sobre su figura.
Si Jordan era o no un buen compañero ha suscitado opiniones contrapuestas. En cierto modo, todos sus ex compañeros defienden su legado y hablan de él como el gran deportista que ha sido. Pero lo cierto es que su compromiso con la ciudad de Chicago tras su salida ha sido nulo y que su relación con los jugadores con los que compartió rivalidad o vestuario es prácticamente inexistente, Scottie Pippen a la cabeza. También hay quien se pregunta por qué el escolta dio permiso para emitir el documental si éste le dejaba tan mal en algunos aspectos, aunque él ya avisó de lo que la gente se iba a encontrar. De una forma u otra, el comportamiento que ha tenido es inherente a su persona y es complicado hablar de Jordan sin todo lo que representaba su personalidad. Por muy cuestionada que esté ahora mismo.
4. La retirada de 1993, el juego y la muerte de su padre
Es otro de los episodios más controvertidos de la carrera de Jordan. ¿Por qué se retiró en 1993, en la cima de su carrera? ¿Y por qué volvió poco más de un año después? Jordan siempre mantuvo que había perdido el apetito por el baloncesto y que el asesinato de su padre, al que estaba increíblemente unido, le marcó para tomar la decisión. Las malas lenguas afirman que David Stern le forzó a tomarse 18 meses de descanso por las deudas que tenía como consecuencia de su adicción al juego y por las que tuvo que ir a algún otro juicio. Más allá de esto, la teoría jamás ha sido demostrada y es un hecho que la muerte de su padre le marcó profundamente, como se puede ver en el anillo de 1996, llorando con el trofeo en brazos precisamente el Día del Padre.
La hipotética adicción al juego de Jordan siempre ha sido uno de los oscuros de su carrera. Él afirma durante el documental que simplemente le gusta jugar. Eso sí, el jugarse dinero con el personal de los estadios tirando una moneda contra una pared puede ser indicativo de algo más grave. De una forma u otra, Jordan nunca ha tenido problemas financieros como ex jugador, ha sabido gestionar perfectamente su fortuna y es hoy una de las personas más ricas de Estados Unidos. Ahí quedan sus apuestas en el golf, sus historias en los casinos o la leyenda negra, que puede tener poco de leyenda y mucho de negra... o no. Probablemente, nunca lo sabremos.
3. Phil Jackson y Scottie Pippen
Son las dos personas más importantes de su carrera deportiva y los únicos, junto a Tex Winter (y una serie de directivos como Jerry Krause, claro) que se mantuvieron en la franquicia durante los seis anillos de Jordan. El escolta deja claro al inicio del documental que tuvo que ponerse de lado de su entrenador en el conflicto con Jerry Krause y tiene buenas (y no tan buenas) palabras hacia Scottie Pippen. La migraña de 1990 o la negativa del alero a salir a pista en 1994, cuando Jordan se encontraba retirado, han marcado más la parte del documental que versa de Pippen que la positiva. De hecho, se habla mucho de su lesión o de los tiempos de su operación en la última temporada y menos de su parte buena, mencionada pero no tanto. Sobre todo en esa 1993-94, en la que fue incluido en el Mejor Quinteto de la tmeporada, el mejor defensivo, fue MVP del All Star, promedió más de 22 puntos por partido y quedó tercero en la votación para el MVP. Mucha calidad tratada muy de puntillas en The Last Dance pero que no esconde la importancia de este jugador. "Scottie fue la persona que ayudó a Michael Jordan a convertirse en Michael Jordan", dijo Jackson tiempo después. El capítulo dedicado al Maestro Zen es absolutamente increíble, haciendo enfasis en el aura que el envuelve y en su magnética personalidad. Desde luego, estas tres figuras son indivisibles y esenciales para comprender tanto el documental, como el baloncesto de los 90. E incluso la historia de la NBA.
2. La eterna polémica con Isiah Thomas y el Dream Team
Ha sido, sin duda, lo más comentado. La enemistad con Isiah Thomas ha marcado el discurso originado en torno al documental más que ninguna otra parte del mismo. Y la que más opiniones ha generado, de otros ex jugadores y numerosos aficonados, ansiosos de entrar en el debate. Lo cierto es que Isiah se fue sin saludar a Jordan (como el resto de miembros de los Pistons) tras la eliminación en el cuarto partido de las finales del Este de 1991. Fue el fin de su reputación, marcada por culpa de ese hecho y que ha logrado esconder el increíble talento que atesoraba Thomas. Las Jordan Rules, las peleas con los Bad Boys o las aleccionadoras derrotas en playoffs contra esos Pistons han sido temas muy tratados. Y por supuesto, la exclusión de Thomas del Dream Team, asupiciada para muchos por Jordan. Éste lo ha negado. Y se ha hablado de más jugadores involucrados. Pero es un hecho que algo debió influir ese no saludo. Parece muy atrevido pensar lo contrario.
1. The Shot, 1998: la joya de la corona
En cuanto a emotividad, es posible que el momento en el que Jordan llora desconsolado con el trofeo en la mano tras el cuarto anillo de los Bulls, sea el más importante de todos. O incluso las lágrimas vertidas en el primero, tras soportar durante años el sainete de que no podía con los Pistons y todo lo que eso supuso. Pero al final, lo que es indivisible a la carrera de Jordan es el tiro en suspensión sobre Byron Russell en el sexto partido de las Finales de 1998. Es la joya de la corona. La despedida soñada. La consecución de ese campeonato que le ha elevado, para muchos, al trono del olimpo del baloncesto. Con el Delta Center de testigo y Stockton y Malone de eternas víctimas, Michael Jordan (45 puntos en ese duelo) puso la guinda a una carrera marcada por muchas cosas aquí mencionada... pero, sobre todo, por esa capacidad de jugar al baloncesto, superior casi a cualquier otra.