Hace 32 años, Dios "se disfrazó de jugador de baloncesto"
Hoy se cumplen 32 años de los legendarios 63 puntos de Michael Jordan en el Boston Garden. El día en el que Larry Bird dijo que Dios "se había disfrazado de jugador".
Es una de las frases más míticas de la historia de la NBA. La dijo Larry Bird, nada menos, y la dijo de Michael Jordan, cómo no: “No creo que nadie sea capaz de hacer lo que Michael nos ha hecho esta noche. Es el jugador más increíble del mundo ahora mismo. Creo que esta noche Dios se ha disfrazado de jugador de baloncesto”. John Paxson, que jugaba en los Bulls, acababa de decir, por su parte, esto otro: “Jordan estaba haciendo tantas cosas y tan bien que solo tenía ganas de de quedarme quieto mirándole… y eso que yo también estaba en la pista, jugando”.
Fue hace exactamente 32 años: 20 de abril de 1986 y fue en los playoffs: primera ronda, 3-0 total para unos Celtics que se proclamaron campeones en una versión recordada como uno de los grandes equipos de la historia del baloncesto: Bird, McHale, Ainge, Dennis Johnson, Parish y Bill Walton como sexto hombre. Los Celtics ganaron con comodidad los partidos primero y tercero pero sudaron tinta en el segundo, resuelto tras dos prórrogas en su pista: 135-131. Bird acabó con 36 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias y Kevin McHale con 27+15+4. Pero la noche, pese a la derrota, fue de Michael Jordan: 63 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias, 3 robos de balón y 2 tapones. 63 puntos… sin un solo triple intentado: 22/41 en tiros de campo, 19/21 en tiros libres.
Los 5 mejores partidos de un Dios llamado Michael Jordan
Jordan avanzaba hacia su finalmente inapelable reinado y lo hacía en una cancha legendaria, tras un partido memorable y en unas condiciones que explicaban por sí solas que se trataba un jugador especial: era su segunda temporada en la NBA y solo había jugado 18 partidos de Regular Season después de sufrir en el tercero del curso una grave lesión en un pie. Los médicos le recomendaron tomarse todo el año de descanso para curar una dolencia muy peligrosa pero Jordan volvió, jugó los últimos 15 partidos, llevó a los Bulls a playoffs y lo dio todo en una ronda de playoffs imposible ante un rival colosal. Perdió pero dejó claro que pronto ganaría sin parar. Y dejó, sobre todo, la noche en la que Dios se disfrazó de jugador de baloncesto. Fue hace exactamente 32 años. Durará para siempre-