LeBron James cumplirá el 30 de diciembre 34 años. Mientras los grandes jugadores de su generación ya cuentan poco o nada en la Liga estadounidense (Chris Bosh retirado, Carmelo Anthony sin equipo, Dwyane Wade en su temporada final...), él sigue a pleno rendimiento. Su unión con los Lakers era explosiva: el mejor jugador de la última década con la franquicia más lujosa de la NBA. Desde el punto de vista comercial se rubricó una operación perfecta. Pero LeBron no se marchó a Los Ángeles para vender camisetas y retirarse mirando la playa.

De golpe y porrazo ha convertido a un equipo que atravesaba la peor crisis de resultados de la historia en un aspirante a jugar la final de Conferencia. Los Lakers están cuartos en el Oeste con 20 victorias y 14 derrotas y son ya una amenaza para todos. En las últimas seis temporadas no alcanzaron ese número de triunfos hasta el 29 de enero en el mejor de los casos. En cambio, este curso lo lograron el día de Navidad tras arrasar a los Golden State Warriors, los actuales campeones de la NBA (101-127). No corren buenos tiempos para la franquicia de Oakland, que lleva ya doce tropiezos esta temporada. Con Steve Kerr nunca había llegado a este número de derrotas tan pronto. En la primera temporada ocurrió el 2 de marzo, en la segunda acabaron 73-9, en la tercera el 8 de marzo y en la cuarta el 3 de febrero.

LeBron James está jugando menos que nunca en su carrera. Los 34,6 minutos de media son su mínimo histórico, pero eso no le impide seguir rindiendo a un nivel con el que entra, un año más, en todas las quinielas para el MVP (ya tiene cuatro y tres de las finales). Incluso el de Ohio está por encima de su media en rebotes (8,3) y puntos (27,3). Y esto último le convertirá en noticia en aproximadamente un mes. Actualmente, LeBron es el quinto máximo anotador histórico con 31.966 puntos. Justo por delante tiene a Michael Jordan, al que ya le comparan sin ningún pudor (“LeBron ya es tan buen como Jordan”, decía Robert Horry). Al Rey le faltan 327 puntos para superarle, algo que hará, salvo imprevisto en forma de lesión, esta misma temporada. Mucho más lejos queda Kareem Abdul-Jabbar, máximo anotador histórico de la NBA con 38.387. LeBron está a 6.422 tantos y necesitaría jugar cuatro temporadas más a este nivel para alcanzarle. Pero con el de Ohio no se puede descartar nada...

Jugar en la NBA con su hijo Bronny

Lo de jugar cuatro cursos más es uno de los objetivos que se ha marcado. La razón es que quiere compartir pista con su hijo mayor, LeBron James Jr. Bronny, que ya está destacando con su instituto en el baloncesto de formación. Y otro reto que le queda es ganar anillos con tres franquicias distintas (tiene dos con los Heat y uno con los Cavaliers), siendo en todos ellos la gran estrella. Si lo lograse entraría en un selecto club en el que sólo hay dos miembros: Robert Horry y John Salley. Ambos lo consiguieron, pero ninguno de los dos era el jugador principal en sus equipos. Un hito que sólo está al alcance del Rey.