El Supremo asegura el mandato de Louzán
Exonerado por el Supremo, Louzán deja atrás la nube negra que le amenazaba y es de suponer que por fin llegará la estabilidad a la Federación después de un periodo turbulento que abarca la casi totalidad del mandato bronquista de Rubiales y el sainete de Rocha, presidente de pon y quita por la delirante política del CSD. Ahora habrá sosiego si el Gobierno lo permite. En el tiempo que lleva hemos visto un Louzán cortito con sifón en el tema Olmo, en el del acoso a las mallorquinistas en Arabia y en el relincho de Florentino, con una respuesta cobardica. Quizá se sintiera en precario. Ahora se le podrá juzgar mejor.
Fue la noticia en la reunión monstruo Federación-clubes en la mañana de ayer, en la que Medina confirmó su impericia para el cargo cuando aseguró que el que quiera puede escuchar los audios en la Federación (no los dejan salir por evitar manipulaciones) pero que el Madrid “ahora no”. Se supone que porque están enfadados con él, y su motivo tienen, pero la negativa no hace más que engordar el rumor maligno de que algo tienen que ocultar. Arbitrar es difícil, con esta porquería del VAR se ha perdido la capacidad de resignación y la presunción de inocencia, pero por lo mismo haría falta en este tiempo un jefe capacitado.
Por la tarde-noche hubo Copa. En Anoeta, la Real batió a Osasuna y se metió en su tercera semifinal en seis años, ojo al dato. Ahí vimos una patada kung-fu de Catena a Brais Méndez en el omóplato que a Melero López no le espantó, pero por fortuna Gil Manzano le reclamó al VAR. En Mestalla se asistió a otra masacre del Barça sobre el Valencia, éste con suplentes porque su guerra es otra. Ahí se vio otra patada feísima, de Guillamón a Pedri, que pasó como si nada, sin VAR que lo remediara. Me temo que tantas instrucciones de quita y pon, más el miedo al qué dirán, tienen desconcertado y asustadizo al colectivo arbitral.