El infierno habita en lo minúsculo
El Leganés rozó la gesta contra el Barça, pero siempre se quedó corto en las distancias: en las ocasiones falladas, en el gol en propia de Jorge.
El infierno habita en lo minúsculo. El detalle convertido en tortura. Un metro para creer. Un metro para nadar en desesperación. Fue ésa la diferencia entre la gesta pepinera en Barcelona (0-1) y la injusta derrota pepinera de Butarque (0-1 también). En la ciudad condal, el asedio del Barça acabó casi siempre incrustándose en el acero de Dmitrovic por poco. Por un metro.
Al sur de la capital las muchas que tuvo el Lega, muchas más que en Montjuic, se disolvieron en un aullido de desesperación también por poco. El metro que separó del gol los remates de Raba o su posición ilegal en el 1-1 que le anularon. El metro que faltó para que el desvió de Jorge Saénz acabara en córner y no en gol en propia. Sólo un metro. El infierno habita en lo minúsculo.
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