Dimisión dolorosa


Media hora ‘horribilis’. Después de la alegría incuestionable que generó la caída del Barça en San Siro (ningún madridista podrá negar que la sombra del Triplete nos tenía bastante alterados) y poniéndote 0-2 al cuarto de hora con doblete de Mbappé, todos nos frotábamos las manos soñando con un triunfo histórico que metiese a la tropa de Flick en el diván del acongoje y con la Liga a tiro. Pero este Madrid lleva toda la temporada dando tumbos en el repliegue defensivo (los de arriba viven en un mundo paralelo) y en el día de la verdad nos hemos jugado el título con una defensa formada por un extremo reconvertido a lateral (Lucas), un centrocampista reconvertido a central (Tchouameni), un chaval del Castilla que menos mal que ha salido estupendo (Asencio) y mi paisano Fran García, que partía como suplente de Mendy. El club decidió dejar el dinero en el banco en el mercado de invierno y eso al final se acaba pagando. En media hora terrorífica y con unos desajustes en la presión sonrojantes, nos metieron cuatro y pasaron por encima hasta hacer enloquecer a los 50.000 culés que abarrotaron Montjuïc. Ceballos y Güler estaban como flanes en la medular y Vinicius tenía las luces apagadas. No se puede manejar peor un 0-2 a tu favor. Ahí se esfumaron casi todos los sueños para hacer historia ganando esta Liga...
Sin espíritu. Arranqué el domingo con un optimismo indisimulado, que creció leyendo esta cita atribuida a Cervantes: “Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho. Los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones, nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos. La cosa más fácil, equivocarnos. La más destructiva, la mentira y el egoísmo. La peor derrota, el desaliento. Los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor. Las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos y, sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén”. Con ese ánimo filosófico creí que hoy mi Madrid conquistaría la montaña mágica de Montjuïc con humildad, arrojo, compromiso y orgullo. El Madrid venía de una semana limpia de partidos y totalmente descansado. Y el Barça con la paliza de la prórroga de San Siro y la úlcera de verse fuera de la Champions y del Triplete. Pues fue todo al revés. Terrible.
Mbappé, el clavo ardiendo. La Liga se ha esfumado, no nos engañemos. Pero hay que crear el nuevo proyecto deportivo en torno al parisino. Firmó un hat-trick que puso de los nervios a Flick y siempre fue un dolor de muelas para Iñigo y Cubarsí. Ya lidera el Pichichi con sus 27 goles, para un total de 39. Va a terminar el curso cerca de los 50. Números de megacrack. Vini, te toca picarte y reaccionar. A pesar de tus dos asistencias, tu partido de hoy fue infumable. Sin embargo, chapeau por Modric. Salió y cambió el partido. Luka es todavía el mejor.
La cantera. Precisamente, el chaval Víctor Muñoz fue el que salió en los últimos minutos por Vini. Tuvo un mano a mano nada más saltar al campo, que se le marchó fuera. Me recuerda a lo que le pasó en un Clásico en el Camp Nou a Palanca y Drenthe. Pero el chico no debe agobiarse. Mostró desparpajo y osadía. Ya le entrarán. Más cantera. El caso es que hubo tres ocasiones para el 4-4. Pese a todo.
Honrar a Ancelotti. Esta triste derrota me duele especialmente por Ancelotti, que tras convertirse en el mejor entrenador de la historia del club merecía haber tenido otro final liguero, luchando por el título hasta la última jornada. Pero tengamos memoria. Carletto nos dio tres Champions gloriosas y 15 títulos, aparte de dignificar la imagen del club y no quejarse nunca. Deja huella. Y un legado.
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