De la batalla a la guerra
Desde la hecatombe de Liverpool, cuando dilapidó el 3-0 a favor del Camp Nou en la antesala de la final de la Champions y entró en modo centrifugadora, el Barça nunca ha vuelto a hollar siquiera una semifinal europea. Han pasado desde entonces 6 años. Tan dado como es el aficionado y la prensa azulgrana a ensoñar con pájaros al vuelo mientras sigue teniendo la mano vacía, hemos vuelto a hacer cábalas sobre un posible triplete apenas un año después de acabar la temporada de vacío. Y es ahora, en medio de esas ensoñaciones, cuando se cruza en nuestro camino el Borussia Dortmund y su muro amarillo a modo de línea Maginot.
El Borussia remite a nuestros miedos infantiles, como el Bayern de Múnich. Solo citarlos, vienen a nuestra memoria lejanos complejos, cuando veíamos a los jugadores alemanes como aquellos ‘altius y fortius’ de los que hablaba Julio César en sus campañas bélicas, siglos antes de ser un lema olímpico. La ventaja de haberse criado en la hambruna azulgrana de las décadas de los 70 y 80 es que el liderato en Liga y la final de Copa nos hacen relativizar un hipotético nuevo traspiés europeo. Nada mejor para evitar el vértigo al fracaso que jugar sin sentir la presión de estar obligado a la victoria. Salgan por tanto y jueguen. Ya se verá como acaba esta batalla, que la guerra no va mal del todo.
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