A por la séptima consecutiva
El partido se las trae. Llevo una semana con los biorritmos disparados. Mi corazón me impulsa hacia un optimismo lacerante, pero mi cabeza me recuerda que en estos últimos años sufrimos ante los tenaces vecinos del barrio de San Blas. A ellos les va la vida en ello. No nos olvidemos. Si esta noche nos eliminan, lo celebrarán como una Champions. Ya que nunca la han ganado, tumbar al Rey de Europa y al dueño de las 15 coronas debe saberles como esa Orejona que puede que jamás logren levantar. Con eso hay que contar. Por eso conviene que la tropa de Ancelotti no especule. El Madrid, genética e históricamente, no sabe jugar a eso. Una cosa es utilizar el bloque bajo inteligente para lanzar misiles al espacio con nuestras cuatro lanzaderas (si Mbappé se recupera a tiempo del tobillo) y otra es encapsularse en torno a Courtois para que la moneda caiga de cara como sucedió hace un año en el Etihad. No. El Madrid debe ir a ganar. Con grandeza.
Además, el personal olvida que el vigente campeón de Europa viene de acumular seis triunfos seguidos en esta Champions ante Atalanta (2-3), Salzburgo (5-1), Brest (0-3), City (2-3 y 3-1) y ante el Atleti en el Bernabéu (2-1). Casi 20 goles (más de tres de promedio por partido) reflejan que la salud europea del equipo está fuera de toda duda. Por eso, esta noche toca ponerse el traje de luces y torear como si fuese la faena de nuestras vidas. Real Madrid, no nos falles por favor.
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