Courtois rompe un techo de cristal

Mi hija, que rarísima vez ve un partido completo, llamó ayer a su abuelo, buen madridista desde tiempos de Pahíño, le dijo que el Madrid había ganado por Courtois y le notó molesto por el comentario. Se lo expliqué: el aficionado de equipo grande aspira a que el portero, como el abogado o el médico, no intervenga. Si lo hace es mala señal. Nadie va al campo a ver lucirse a su portero, sino a sus delanteros. De los goleadores llevamos registros detallados desde siempre y con detalle (pie, cabeza, penalti, cerca, lejos…), las paradas empezaron a contarse con la irrupción del ‘big data’, más para el manejo de especialistas. Al gran público no llegan.

Rara vez se asume a un portero como ídolo, en especial en un equipo grande. Ocurrió en el Athletic con aquello de ‘Iribar y diez más’, porque su condición excepcional coincidió con el primer golpe de decadencia del Athletic en su historia. Luego tuvimos al excepcional Arconada (‘no pasa nada, tenemos a Arconada’), pero hasta él repartía preferencias con López Ufarte, Zamora y Satrústegui. En esos años el portero del Madrid era Miguel Ángel. No hace mucho me contaba que era más o menos el número 17 en ingresos en una plantilla de 22. No correspondía a su posición en rendimiento, en lo que sin duda estaba entre los cinco mejores.

Casillas se batió a brazo partido en las renovaciones. Incluso rompió con su agente acusándole de que sólo apretaba por Raúl. Hizo tres milagros en Glasgow, pero la foto fue el gol de Zidane, como la del Mundial fue el gol de Iniesta, no su parada a Robben. Ahora Courtois ha roto un techo: “Quería ganar esta Champions, por mis muertos”, dijo exultante. Jugó motivadísimo. Hace poco Four-Four-Two no le metió entre los 10 mejores porteros, le despreció. El Madrid ha perdido tres finales y en dos de ellas se culpó al portero; esta es la primera de las 14 ganadas en las que se le atribuye la victoria. ¿Y…? Para eso vino, como le dijo su abuelo a mi hija.