Dembélé, del metaverso al césped

Cuando no pasaba nada, y si pasaba algo era un desorden táctico de consideración del Barça, Dembélé cogió un balón y se inventó una jugada de esas que, seguro, practica con fruición con la Play. Ya saben: filigranas con el stick derecho, R2 para esprintar y, finalmente, X para el pase de la muerte. Dembélé pasó de la virtualidad al mundo real en el minuto 30. Sumó sus asistencias 12 (a Memphis) y 13 (a Auba) de la temporada; y eso que estuvo las primeras 14 jornadas sin jugar). El francés le dio la razón a Xavi, que insiste en su renovación porque sabe que los fuegos artificiales que vende Laporta con Lewandowski y Salah son, como en el que caso de Haaland, pura pirotecnia.

Ya que no habrá manera de fichar a un crack, cabe preguntarse sobre la conveniencia de la continuidad de Dembélé. Es cierto que el Barça ha ido a contrapie con él y que, después de cuatro años ruinosos, era lógico que nadie se diese prisa por renovarlo. Sin embargo, la fotografía ha cambiado. O al menos, se ha modificado. 13 asistencias en 20 partidos son muchas y, por más que sea un jugador caótico e incomprensible en su toma de decisiones, ha mejorado en ciertos aspectos y, con 25 años, y unas condiciones difíciles de encontrar, aún puede ser una bomba. Muchos creen dentro del club que ya llegan tarde porque su destino está en París. Pero con Dembélé, como en sus jugadas de Play, nunca se sabe.

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