Alcaraz aprende a dentelladas

Carlos Alcaraz fulminó a Pablo Carreño en la final del Godó: 6-3 y 6-2, en una hora y cinco minutos. Nadie que no conociera los precedentes de este duelo podría haber adivinado que Carlos llevaba acumuladas dos horas más de juego en el cuerpo que su rival. Por la mañana, Carreño resolvió su semifinal ante Diego Schwartzman en 1:39, mientras que Alcaraz se marchó a 3:39 para remontar a Alex de Miñaur en un durísimo choque, en el que tuvo que salvar dos bolas de partido. El desenlace haría pensar que había sido justamente al revés. Bendita juventud. En descargo del asturiano hay que recordar que tiene 12 años más que el murciano, todo hay que decirlo. Y también que ha solventado otros encuentros dramáticos esta semana, como el de cuartos ante Casper Ruud.

Alcaraz continúa con su aprendizaje a dentelladas. Este domingo ha sumado su cuarto torneo en la ATP, el quinto si añadimos las Finals NextGen, que además es el tercero de la presente temporada, en la que está subiendo puestos a tal velocidad que este lunes saldrá clasificado en la novena plaza mundial. El pasado jueves, tras vencer a Stefanos Tsitsipas, a quien además tiene desquiciado, ya se aseguró el salto al top-10. Entonces volvió a ser inevitable compararle con Rafa Nadal, porque sus carreras siguen siendo un calco. Tanto es así, que los dos se han metido entre los diez primeros del escalafón un 25 de abril. Qué revoltosa casualidad. Nadal lo logró después de estrenar título en Barcelona, con 18 años y 10 meses, y Alcaraz lo hará con 18 y 11. Paralelismos al margen, el murciano se instruye con sus propias lecciones. Su técnico, Juan Carlos Ferrero, le advirtió de la dificultad del cambio de pista dura a tierra. Pagó el peaje con su eliminación en Montecarlo, pero en el Godó ya ha levantado el trofeo. Alcaraz sabe aprender y sabe sufrir. Dos verbos imprescindibles para opositar a número uno.