Un sólido Carreño, a la final
El asturiano aspira a su primer Torneo Conde de Godó después de ganar con más comodidad de la esperada a Diego Schwartzman por 6-3 y 6-4.
Pablo Carreño no necesitó esta vez tirar de épica. Le bastó un juego solvente, agresivo, preciso, con un buen saque y con alto porcentaje de roturas (logró cuatro de cinco intentos), para sacar del partido al argentino Diego Schwartzman (nº 15) y colarse en su primera final del Barcelona Open Banc Sabadell. El asturiano prosiguió con el buen juego que ha ido mostrando durante la semana y llegará más descansado a la final de esta misma tarde en un Real Club Tenis de Barcelona que este domingo, por fin, ha disfrutado de una mañana soleada. Carreño persigue su primer Godó (6-3 y 6-4, 1h 39min).
El sábado, entre la lluvia y el granizo, ambos jugadores salieron a la pista 1 a jugar apenas 21 minutos. La tregua que dio la meteorología, el invitado incómodo del Godó. 2-2 en el marcador con el que se retomó el partido este domingo. Menos gente, pero igual de animosa. Y Carreño fue al grano desde el comienzo y le ganó el cuatro partido de los cinco que han disputado entre ambos. Le tiene comida la moral. Esta vez no fue un duelo maratoniano como se prevía, sino que el número 19 del mundo lo solventó rápido.
Con dos buenos saques, Carreño empezó fuerte (3-2) y rompió en el segundo saque del argentino, que no estuvo cómodo y se lamentaba por los golpes profundos del español. Con 5-3, el jugador que ha ganado seis títulos en su carrera y persigue el séptimo, cerró el primer set con un golpe corto que tocó la línea y apenas botó. Schwartzman, algo apático, se quedó impertérrito en la línea de fondo con los brazos en jarra. Sabía que tenía que modificar su juego para darle la vuelta al partido.
Y parecía que eso iba a ocurrir en el segundo set. Empezó con un mejor saque y más agresivo en la derecha el argentino, que se puso 0-1 y, con 1-2, tuvo hasta tres bolas de rotura que Carreño levantó con buenos saques y con su resistencia desde el fondo de la pista. La diferencia en la fuerza de los golpes era considerable. Es juego perdido fue un mazazo para Peque, que también contaba con seguidores en las gradas. Aunque ganó luego su saque (2-3), Carreño siguió inalterable y se puso por delante 4-3 con una rotura en una bola que, de nuevo, a Schwartzman le salió mal su revés a dos manos, que botó fuera. Con 4-3 y saque, Carreño lo tenía todo para cerrar el partido. Y lo hizo con una dejada que el argentino no logró devolver.