Davidovich se suma a la tradición
La temporada 2022 lleva disputados tres torneos de Masters 1.000 y los tres han albergado participación española en la final: Rafa Nadal, en Indian Wells; Carlos Alcaraz, en Miami; y Alejandro Davidovich, este domingo en Montecarlo. Los Masters 1.000, como sabrán, son el segundo escalón del tenis, sólo por detrás de los cuatro Grand Slams, de los que ya se ha celebrado uno, el Open de Australia, también con presencia española: la del eterno Nadal. El genio de Manacor siempre aparece en cualquier listado tenístico que recopile éxitos, pero la excepcionalidad de estos datos es que confirman la vida más allá de Rafa. Hay otros enfoques que refuerzan la tesis. España ya ha sumado este año ocho títulos masculinos con cinco jugadores diferentes, tres de Nadal, dos de Alcaraz y uno de Roberto Bautista, Albert Ramos y Pedro Martínez, además de otro femenino de Paula Badosa. Hay diez españoles en el top-100 de la ATP, un registro sólo superado por los 12 de Estados Unidos, pero en su caso tiene dos en el top-20, por cuatro de aquí. Se mire como se mire, España es una potencia.
Davidovich Fokina, un malagueño de 22 años, sigue el mismo camino. Pura tradición. Foki prometía desde que ganó el Wimbledon júnior en 2017, pero le faltaba el paso más importante, sentirse ganador en un gran escenario y ante grandes rivales. Su victoria sobre Novak Djokovic ha pulsado ese interruptor. Desde el martes, Davidovich vive una semana mágica que culminará en la final ante Stefanos Tsitsipas, el defensor de la corona. El andaluz ya es el 11º finalista español en el Principado, y podría dar el salto al sexto campeón y al 18º título. Más músculo patrio. Tsitsipas, el mejor sobre tierra en ausencia de Nadal y Djokovic, supone su reto superior, pero Davidovich está en racha y, sobre todo, se ha convencido durante los últimos días de que puede competir en estas ligas mayores.