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El misil puede ser Sainz

La Fórmula 1 continuó su curso a pesar de los misiles que cayeron el viernes en una petrolera a 15 kilómetros del circuito. La humareda revela aún la cercanía del ataque de los hutíes del Yemen. Si llevas el deporte a Arabia Saudí, una tendencia cada vez más frecuente, luego no hay que echarse las manos a la cabeza por que ocurran estas cosas. Los pilotos se inquietaron, lógico. Y tuvieron cuatro horas de discusión, hasta las dos y media de la madrugada, para finalmente claudicar ante los organizadores y las autoridades locales. Por momentos me recordaron a sus colegas ciclistas y a tantos amagos de plantes que luego se evaporaban sin solución. A correr. En pelotón o en parrilla. Los pilotos de F1 están bastantes peldaños por encima en ingresos, pero finalmente cedieron igual, porque son muchos los intereses económicos que se mueven en el Gran Circo, y sólo así se pueden sostener a ese nivel. Por si alguno lo olvidaba. La F1 y la FIA emitieron este sábado un comunicado donde garantizaban la seguridad del evento. Y el programa se retomó según lo previsto.

Paralelamente, la asociación de pilotos difundió otra nota que destacaba que “con el humo del incidente resulta difícil mantener la concentración y eliminar las preocupaciones”. No sabemos si fue por esta razón, o nada tuvo que ver, la clasificación deparó la sorpresa de la eliminación de Lewis Hamilton en la Q1. El inglés, que fue quien más habló en la reunión, saldrá el 16º. Una bomba deportiva. Checo Pérez alcanzó la pole, por delante de Charles Leclerc y Carlos Sainz, que a su vez precedieron a Max Verstappen. El tercer coche, contra pronóstico, fue el Alpine. El GP de Arabia Saudí ofrecerá otra lucha entre Ferrari y Red Bull. Cualquier cosa puede ocurrir entre ellos. Incluso que Sainz gane la carrera o pase a liderar el Mundial o ambas cosas al tiempo. ¿Por qué no? Este domingo, en Yeda, el misil puede ser Carlos.