El Extraterrestre y el Extraterrestre de Honor

Tadej Pogacar no es de este mundo. El dominio en el pelotón del doble campeón del Tour es abrumador, tan sólo discutido a cierta distancia por el también esloveno Primoz Roglic, pero su impacto no es únicamente que gana en todos los terrenos, que ya sería portentoso, sino la manera cómo lo hace, con exhibiciones de otro planeta. El ataque de Pogacar a 50 kilómetros para imponerse en la Strade Bianche, esa clásica sobre tierra que, pese a su juventud, ya se ha colado entre las grandes, hasta el punto de que empieza a conocerse como el sexto Monumento, ha confirmado su condición de extrarrestre. El líder del UAE se impuso a lo Eddy Merckx, aquel caníbal que no se conformaba con vencer, sino que se esmeraba en barrer a sus rivales día tras día. Pogacar ha demostrado, una vez más, que igual conquista una gran vuelta que la clásica más exigente. En su palmarés ya brillan Lombardía, Lieja… y ahora la Strade. Tres piezas de caza mayor. Su autoridad es tan aplastante que emerge el debate sobre si hoy es el deportista más dominante en su disciplina. Busquen y comparen.

Alejandro Valverde fue el segundo clasificado en la meta de Siena, lo que supone su tercer podio en el sterrato toscano, y le alza como el primero entre los humanos de esta edición. Aunque si a esa gesta le añadimos que tiene 41 años, que serán 42 en abril, tampoco nos quedamos cortos si le elevamos en el escalafón ciclista a Extrarrestre de Honor. Esta actuación confirma el excelente momento de Valverde, que ya suma tres victorias en el arranque de su última temporada. Para redondear la jornada, los caminos blancos también mostraron a uno de sus sucesores en el ciclismo español: Carlos Rodríguez, de 21 años, anduvo durante una veintena de kilómetros a la caza de Pogacar. Misión imposible. Tanto Rodríguez como Juan Ayuso ya están llamando a la puerta de los alienígenas.