Un Nápoles impotente como nunca

En los últimos diez años, por Fuorigrotta han pasado casi todos los gigantes de Europa. Manchester City, Bayern, Chelsea, Borussia Dortmund, Arsenal, Real Madrid, Liverpool, PSG… Pero nunca, en el Maradona, el Nápoles dio esta sensación de impotencia. Nunca. El problema no fue el resultado, porque caer con el Barcelona es aceptable. Lo que decepcionó es que los azzurri aguantaron solo diez minutos con vida en el partido. Se han entregado tras haber regalado el primer gol de aquella manera absurda, y ni el penalti forzado por Osimhen y materializado por Insigne sirvió para despertarlos.

Una pena, porque los azulgrana, una vez superada su primera línea de presión, ofrecían mucho espacio para la rapidez del nigeriano, al que le volvieron a llegar muy pocos balones. Los de Spalletti, en cambio, no supieron construir su habitual fútbol, desconcertados por la intensidad y la calidad de su rival. El cuadro sureño disputó la última media hora a la espera del pitido final y guardando energías para la liga (el técnico quitó a Zielinski, Fabián, Osimhen e Insigne). Imaginamos una eliminatoria igualada, pero el Barça fue mejor con enorme diferencia en los dos encuentros, mereció clasificarse a la siguiente ronda y, si juega como en estos 180 minutos, llegará sin duda lejos en la Europa League. El Nápoles demostró que aún le queda un largo camino para sentirse grande. Una vez más.

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