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El gran problema, ahora, es la falta de gol

Valladolid

El Real Valladolid lleva ya seis partidos sin encajar gol. Es más, casi sin que le creen ocasiones claras de gol. Javi Sánchez ha mejorado mucho su nivel, aunque en Fuenlabrada anduvo algo despistado, y ha dejado de lesionarse y El Yamiq, cuando está sano, es un central de verdaderas garantías. Ellos dos, junto a Joaquín, han ayudado de manera fundamental a que Masip, que está parando todas las que tiene que parar, haya batido el récord histórico de minutos sin encajar gol. Por ahí, problema resuelto. El conjunto de Pacheta es muy fiable atrás y esa es un arma tremenda de cara a lograr estar arriba al final de la temporada. Pero ahora el problema es otro, el gran problema empieza a ser la falta de gol y de pegada.

En los últimos cinco partidos, Leganés, Burgos, Zaragoza, Sporting y Fuenlabrada, los pucelanos sólo han anotado tres goles. Escaso bagaje para un equipo que pretende ganar muchos partidos y que quiere sumar de tres en tres. El equipo crea ocasiones, pero no las materializa. Cada uno de los delanteros desperdició, al menos, una oportunidad muy clara para marcar y todos fallaron. Ese es el gran problema actual que tiene que preocupar al técnico.

Y del partido del domingo, algunas lecturas a realizar. La primera es la alineación con Anuar y Plano en el equipo de salida. Fue una clara declaración de intenciones de cómo se desarrollaría después el partido. La tardía salida de Monchu y Plata dejó en evidencia el error de Pacheta. Plata es mejor extremo que Plano, mucho mejor, y estaba para haber jugado bastante más. Plano estuvo flojo y para haber jugado bastante menos. Regalo al Fuenlabrada. Y Monchu ha venido para ser el relevo natural de Aguado o Mesa. Y, sin embargo, apareció Anuar en el equipo. Otro regalo de Pacheta a Pellicer. Así le fue al Valladolid.

Y luego está la discusión de patio de colegio entre Weissman y Roque Mesa por querer lanzar un penalti, que encima no se llegó a tirar, entre otras cosas porque Toni provocó la acción y el VAR le cazó. La imagen de dos jugadores profesionales agarrando el balón como si se lo fueran a llevar a casa es lamentable, muy poco profesional. Pacheta debe intervenir. Los lanzadores deben estar elegidos de antemano para no dar esta imagen. Y más cuando dos cabezones se empeñan en tirar sin que ninguno de ellos esté dispuesto a ceder. El entrenador tiene que poner orden. Se empieza por una estupidez y se acaba revolviendo el gallinero. Weissman es un jugador idolatrado por la afición, pero hay gestos hacia los compañeros que le sobran en los partidos. Siempre detesté los gestos de los futbolistas egoístas que afean las acciones de sus compañeros. No me gustan.

Dicho esto, todo lo relatado son problemas menores y corregibles. No hagamos un drama por empatar en Fuenlabrada. También lo hicieron Almería y Eibar. Hace falta volver a la senda de la victoria y la gran oportunidad llegará este sábado ante un amenazante Girona al que casi dejaría descartado el Valladolid si logra la victoria. Queda mucho camino por recorrer, pero el ritmo de la cabeza de la Liga ya es muy alto y conviene no fallar.