Dos finales para la historia
El deporte español vivirá su primer superdomingo del año, con presencia en dos grandes finales que, cada una en su nivel, pueden abrir la puerta a récords históricos, a marcas internacionales de ensueño, para sus protagonistas: Rafa Nadal, en el Open de Australia, y los Hispanos, en el Europeo de balonmano.
La puerta principal, con las miradas del planeta deporte orientadas hacia Melbourne, se abre a las 9:30, hora española. Toca desayunar a raquetazos, con la participación de Nadal en su 29ª final en un Grand Slam, que será la sexta en Australia. Este es el único grande que sólo ha alzado en una ocasión. Si lograra el doblete, se convertiría en el segundo tenista de la Era Open con al menos dos triunfos en todos ellos, después de Novak Djokovic, que cruzó esa frontera en el último Roland Garros. Este es uno de los registros a mano del balear, pero no el más relevante. La expectación gira en torno al número 21, a esa cifra mágica que rompería el desempate con sus dos colegas del Big Three, Djokovic y Roger Federer, en el altar de los Slams.
Enfrente tendrá a Daniil Medvedev, el virtual número uno, un chico malo capaz de encararse con las gradas de Nueva York, Madrid, París y Melbourne, y de llamar “estúpido” a un juez de silla, y de salir crecido de todos esos pleitos. Detrás de estos brotes que enturbian el camino del ruso hay un brillante tenista, con recursos para lanzarse al ataque o para defenderse en las cuerdas. El español le conoce bien, porque sufrió de lo lindo para doblegarle en la final del US Open en 2019. Medvedev ya frustró el asalto al 21 de Djokovic el pasado año en Estados Unidos. Y está listo para chafar también la fiesta a un Nadal que hace unos meses meditaba la retirada del tenis… Ese Nadal que siempre vuelve.
La segunda puerta nos pillará con la merienda, a las 18:00, con España en su cuarta final consecutiva en un Europeo, lo que ya es un registro récord en sí mismo. Ninguna selección continental de balonmano lo ha logrado antes, ni tampoco ninguna selección española de deportes olímpicos. Si conquistara el tercer oro seguido igualaría una marca de Suecia, que es precisamente su rival en la lucha por el título. Los Hispanos ya vencieron a los nórdicos en la primera fase, pero no hay que fiarse por ello. Al contrario, España tiene la amarga experiencia de 2016, cuando sucumbió ante una Alemania a la que venía de batir. La Selección, eso sí, llega propulsada por su victoria ante la potente Dinamarca, ese equipo que se dejó ganar para cruzarse con los de Jordi Ribera en semifinales, y salió escaldado. Mala elección. Nunca se puede dar por acabados a los Hispanos… Ni tampoco a Nadal.