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Que viene el coco...

Los guiones del deporte pegan giros muchas veces imprevisibles. Es parte de su magia. El miércoles presenciamos, por ejemplo, cómo Felix Auger-Aliassime acorralaba a Daniil Medvedev contra pronóstico, y cómo el número dos daba luego la vuelta al marcador de manera igual de inesperada. En el Europeo de balonmano hemos vivido situaciones parecidas. Ese mismo día, durante el Dinamarca-Francia, el rival de semifinales de España cambió varias veces: Islandia, Francia y, definitivamente, tras remontada de los Bleus de cinco goles, Dinamarca. Los tres resultados posibles otorgaban tres rivales diferentes. Y cayó el coco. Claro, que nada de esto hubiera ocurrido si Suecia no hubiera neutralizado los cinco tantos de ventaja de Noruega, que hubieran relegado a los Hispanos a la segunda plaza. Esto es deporte.

En el seno de la Selección existe la sospecha, y así lo ha apuntado claramente Jordi Ribera, que los daneses se dejaron ganar por los franceses para cruzarse contra España en las semifinales de este viernes. “Nos ven como un equipo más cómodo”, ha dicho el técnico. Si nos atenemos escrupulosamente a los choques más recientes, es normal que lo piensen. Las dos últimas veces que se han medido, en los Juegos Olímpicos de Tokio y en el Mundial, ambas en la misma ronda, y ambas el año pasado, el triunfo se decantó del lado danés. En sus cinco últimos enfrentamientos en Europeos, también hay pleno de derrotas, una de ellas, en 2012, en semifinales. Y un dato más: en las últimas diez fases finales en las que se han visto las caras, los Hispanos sólo han vencido en dos Mundiales, si bien en 2013 valió el oro. Hay que reconocer que Dinamarca es la actual bestia negraPero esto es deporte, insistimos. El simple hecho de que los Hansen, Landin y compañía consideren a España un equipo fácil debe servir de espuela, de acicate para doblegar la historia. Hay que jugar. Y cambiar los guiones más previsibles.