¿Rossi es el mejor de siempre?
Valentino Rossi disputó el domingo en Cheste la última de las 432 carreras que sumó en sus 26 temporadas en el Mundial. Cruzó la meta en décima posición, lejos de los podios que visitó 235 veces y de las victorias que conquistó en 115 ocasiones. El cierre del campeonato lo remató en la 18ª plaza general, también lejos de los puestos de honor que acostumbraba a ocupar, con siete títulos en MotoGP, uno en 250cc y otro en 125cc. Nueve, en total. Rossi se despide a los 42 años. La sensación desde fuera es que le han sobrado un par de ellos, pero es sólo una impresión. Los campeones eternos, los mitos vivientes, tienen ganado el derecho de marcharse cuando ellos quieran. Faltaría más. Su adiós abre un debate recurrente: ¿Valentino es el mejor de todos los tiempos? Seguramente, sí.
Rossi es mucho más que un gran palmarés, que también lo tiene. Y ahí es donde decanta cualquier balanza. El mundo del motor ha comparado su figura durante estas últimas semanas con la de Michael Jordan, lo que no significa que sea igual o mejor que el histórico 23, sino que su influencia ha transcendido por encima de la competición y de su deporte. Valentino ha sido el piloto más carismático, más global, más mediático… El motociclismo traspasó fronteras y llenó gradas gracias a The Doctor, que también creó su propia marca, VR46, puro marketing. Según la revista Forbes, Rossi llegó a ingresar 30 millones por curso. Otra galaxia. Sobre el asfalto tuvo una época dominante, en la que se dedicó a machacar a sus rivales, dentro y fuera de los circuitos. Max Biaggi y Sete Gibernau fueron sus principales víctimas. Esa autoridad decayó cuando chocó con Marc Márquez, la horma de su zapato, tan bueno como él, pero más joven. El lunar de su carrera fue pensar que Marc iba a claudicar igual que los demás. Una sombra final que no debe eclipsar la grandeza de su leyenda.