Márquez recibe otro duro golpe
Un duro golpe para Marc Márquez. Otro más. Como escribió el propio Marc en su comunicado difundido por redes sociales, “llueve sobre mojado”. La escasa información emitida desde el entorno del piloto y del equipo Repsol Honda, después del accidente que sufrió hace dos sábados cuando practicaba enduro, hacía presagiar que había algo más que “una leve contusión en la cabeza”, como se anunció hace una semana. Por desgracia para Marc Márquez, para el motociclismo mundial y para el deporte español, los malos pálpitos se han confirmado. Después de perderse el GP del Algarve, tampoco estará en la última carrera de la temporada, en la Comunidad Valenciana, ni en los test posteriores de Jerez. El impacto ha despertado una vieja y grave lesión que ya sufrió en 2011, cuando tenía 18 años, y que entonces le inmovilizó cinco meses sin poder subirse a una moto. Márquez padece diplopía, visión doble. Si se cumplen los mismos plazos de aquella vez, que no tienen por qué, podría incluso quedarse fuera del arranque del curso 2022, a primeros de marzo en Qatar.
Nunca es un buen momento para lesionarse, pero quizá el actual es el peor para Márquez, porque empezaba a levantar cabeza, a sentir otra vez el campeonísimo que lleva dentro, después del calvario que arrastró por su fractura de húmero que le obligó a pasar tres veces por el quirófano. Marc encadenaba dos victorias en Austin y Misano 2, esta última de especial mérito en un circuito adverso, y ya se divisaba en el horizonte de 2022 un vibrante duelo con el reciente campeón, Fabio Quartararo. Además de la recuperación física que asoma por delante, Márquez tendrá que volver a sacar su fortaleza interior para superar el mazazo anímico. Sus palabras lo advierten: “Toca paciencia, pero si una cosa he aprendido es a afrontar las adversidades con positividad”. Un buen punto de partida.