Un equipo en construcción que sigue sumando

De momento, lo mejor de este nuevo Real Valladolid de Pacheta es que lleva cuatro puntos de seis y que ha demostrado que sin estar a su mejor nivel es capaz de sumar. Es evidente que el equipo sigue con un importante margen de mejora. Lo más llamativo, desde mi punto de vista, es la falta de ritmo. Se está notando que la pretemporada no ha podido ser la ideal, dadas las circunstancias, y eso está pasando factura. El sistema de tres centrales obliga a un despliegue casi permanente de los dos laterales y, por momentos, tanto Olaza como Yanko midieron mucho sus esfuerzos dejando al conjunto blanquivioleta algo desasistido en ataque. El gran problema apareció en la primera parte cuando bajó la intensidad y el control de juego del Valladolid. Ahí, el Zaragoza se hizo con la pelota y se demostró que Roque Mesa necesita alguien que le cubra las espaldas y que también ayude en banda cuando el lateral se encuentre superado. Esa función la hizo muy bien San Emeterio. El cántabro y Alcaraz son jugadores ideales para complementar a Roque Mesa y dejarle al canario más libertad. El Zaragoza vivió de desajustes del Valladolid. Falta de presión al pasador, quedarse un lateral enganchado al tirar el fuera de juego. Son cosas a corregir y que Pacheta tiene detectadas. De hecho, en la segunda parte el equipo casi no sufrió atrás. El Real Valladolid está en construcción y hay que tener paciencia, tranquilidad y ser positivos. Su gran virtud es que tiene mucha calidad y por eso, sin estar al mejor nivel, ya ha sumado cuatro puntos. Es cierto que ante el Zaragoza la suerte acompañó.

No se puede transformar un equipo en cuatro días y menos con los problemas vividos durante el verano. Tampoco ayuda la situación actual del mercado que es un absoluto despropósito. Lo que ocurrió ayer con Marcos André es muy complicado de digerir para un entrenador. El asunto del brasileño debe resolverse pronto y la venta parece cantada. El futbolista quiere mejorar, es lógico, y aprieta para salir. Y el club sabe que una inyección de ocho o nueve millones de euros es importante y necesaria. Quedarse con Marcos André es un arma de doble filo. Puede salir muy bien, ascendiendo a Primera y revalorizando al futbolista, o muy mal si no asciendes y el rendimiento del delantero es malo o, simplemente, sufre una grave lesión. Me gustaría seguir viendo a Marcos André en Zorrilla, pero entiendo al club. La pandemia y el descenso han hecho bastante daño a pesar de la equilibrada situación económica del club de Ronaldo. La venta del futbolista es obligada y lo que hay que pedir es que llegue un buen recambio en su lugar. Esa es la papeleta que tendrá que resolver Fran Sánchez para compensar la dolorosa salida del brasileño. Sin Marcos André no se acaba el mundo.

Y a partir de ahí, cerrar la plantilla. Aligerar nóminas con las salidas de Guardiola, Orellana, posiblemente Masip y alguno más que no cuentan para el entrenador. Y completar el puzzle con alguna llegada. Van a ser diez días frenéticos que marcarán el devenir de la temporada. El objetivo, seguir sumando hasta el cierre del mercado y empezar la temporada de verdad, el 1 de septiembre, bien situados en la parrilla de salida.