Sobre héroes (varios) y villano (uno)
Balance positivo, en general, para los pilotos españoles en el GP de Austria. En Moto3, por la sensacional victoria de Sergio García Dols, dispuesto a recordarnos cada domingo que hay vida más allá de ese huracán de talento llamado Pedro Acosta, que también suma, en la segunda carrera consecutiva del Red Bull Ring, un buen puñado de puntos de su cuarta posición. En Moto2 destaca con luz propia el carrerón de Raúl Fernández, que le relanza en la lucha por el título, además de la tercera posición del otro Fernández, Augusto. Y en cuanto a MotoGP, lo evidente es otra actuación para enmarcar de Jorge Martín, la revelación de la temporada que ya pelea sin complejos por ser el mejor en cualquier circunstancia (incluso tan complicadas como las de Austria), aunque también me quedaría, independientemente de un resultado discreto, con ver a Marc Márquez con una actitud y solvencia muy similares a las anteriores a su grave caída del pasado año.
En la otra cara de la moneda está Maverick Viñales. No solo por haber sido suspendido por Yamaha, también por la gestión de esta lamentable situación. Preferí no pronunciarme al respecto hasta disponer de todos los datos y creo que ya los tenemos, al menos los públicos. El catalán tuvo una actitud impropia de un profesional cualificado (y muy bien pagado) en el GP de Estiria y, en mi opinión, lo más grave es que sus disculpas llegaron tarde. No comparto el criterio (bastante extendido, por cierto) de que rectificar es de sabios y que el arrepentimiento le honra. Básicamente porque llegó tarde, cuando se vio apeado de su moto y quizá, quién sabe, viendo peligrar su multimillonario sueldo. Desde el domingo hasta el jueves tuvo 72 valiosas horas para solucionar el asunto con su equipo, pedir perdón de puertas para dentro y evitar un nuevo escándalo en su trayectoria deportiva. Quien le asesora no acierta en su tarea y tampoco él gestionando esa frustración a la que tanto apela: ya no es un crío y sabe lo que está en juego.