Esperando la presencia de Rafa Mir

Para los puristas del olimpismo, el fútbol no pinta nada ahí. Fue expulsado en los albores porque se profesionalizó antes que nadie y partió peras aparte, creando su propio Mundial. Pero enseguida se le readmitió porque las asistencias que provoca (luego audiencias televisivas) son golosas. Es un fútbol B, durante muchos años predio de los países del bloque soviético, que no reconocían el profesionalismo y llevaban a sus mejores; y de un tiempo a esta parte, un fútbol Sub-23 (en este caso Sub-24) con tres añadidos de más edad para quien lo desee. Pero, con todo, es fútbol, y como tal arrastra interés, sea cual sea su presentación.

Y hoy tenemos unas semifinales bonitas, a las que llegan por un lado la anfitriona, Japón, y España, favorita de origen en las apuestas y selección con mayor valor, medida la cotización de sus jugadores, y por otro Brasil, que viene a ser el Real Madrid del mundo de las selecciones, y México, un interesante cuarto en discordia. Cuatro equipos para tres medallas de las que España aspira a la de oro. No está siendo el equipo que esperábamos, flojea en las áreas, como la Selección mayor, de la que tiene seis jugadores, presiona la salida menos que ésta, pero ha ido pasando mal que bien y hay quien quiere ver una leve mejoría de partido a partido.

Personalmente veo a De la Fuente condicionado por su decisión de traer a seis de la Eurocopa. Dejarles sin vacaciones y no ponerles sería una faena. Algo parecido pasa con los tres de mayor edad, cuyo rango respeta, de modo que hay ocho intocables, que no son nueve por la lesión de Ceballos. Está barajando los laterales y sólo en caso de peligro y a partido avanzado toca otros puestos. Así pasa que hemos visto demasiado poco a Rafa Mir, que fue el que el otro día lo arregló todo. La afición lo pide hoy, pero quién sabe. Respecto a Japón, le faltará por tarjetas su importante central Tomiyasu, pero ahí estará Kubo, cuya clase luce en estos niveles.