Mbappé no debe equivocarse

En un mercado aburrido y parado por la escasez de pasta de casi todos los equipos, cualquier movimiento del delantero francés es observado con lupa. Tras una decepcionante participación en la Eurocopa y con algún gesto de estrella malcriada que le empieza a sobrar, Mbappé tiene que dar el paso definitivo si realmente aspira a gobernar el fútbol mundial en la próxima década y no quedarse en jugador espectacular que no termina de ser dominante. Es evidente que sus cualidades le señalan como el heredero, pero dos galopadas maravillosas por partido y algún detalle técnico deslumbrante no son suficientes para justificar el estatus que pretende ni el sueldo del que disfruta.

El Madrid empieza a asumir que la operación para fichar esta temporada al sueño de Florentino para reventar el nuevo Bernabéu se está complicando por momentos. El PSG va sobrado y no quiere dinero, quiere que el chaval se sienta presionado para renovar y le está ofreciendo cifras a las que el presidente del Madrid no puede llegar. Ahí se va a jugar el partido: si Mbappé quiere ser el futbolista más rico del mundo tendrá que seguir en París; si quiere dar un paso al frente para convertirse en bandera del club más competitivo y admirado de la historia, tendrá que armarse de paciencia durante la próxima campaña y en enero firmar como jugador libre.

Ha llegado el momento en que algunos de los equipos más laureados del mundo no son los más potentes económicamente y los jugadores que quieran sentir la emoción de vestir esas camisetas tendrán que ser un poco menos multimillonarios. Exactamente en ese punto se encuentra Mbappé. Y como le dijo el otro día Sergio Ramos, los grandes jugadores deben sentir en algún momento la sensación de sentir el escudo del Madrid en el pecho. Y a Kylian le ha llegado la hora de aprovechar ese momento...