Toca seguir remando y sufriendo...

El empate en los minutos finales ante el Elche no debe hacernos olvidar el mal partido del Real Valladolid. No fue el encuentro del Granada, pero... No se pone en duda la intención, las ganas, la pelea, pero los blanquivioletas no estuvieron bien, no fueron brillantes, ni estuvieron a la altura de un partido que debía marcar el devenir de la recta final de la Liga. En su lugar, con otro empate, los pucelanos siguen haciendo el equilibrista sobre la cuerda de la permanencia en una lenta agonía de la que todos esperamos salir con vida, pero será difícil si no hay una reacción inmediata. Venimos pidiendo ésta desde hace muchos meses, pero no termina de llegar y cuando juegas tanto tiempo en el precipicio terminas cayéndote. El gran déficit de este equipo sigue siendo el fútbol... cuestión no menor en este desafío.

Y no fue el mejor partido de los vallisoletanos porque no estuvieron bien con el balón, quemaba en muchas ocasiones, porque ganaron pocos duelos y porque los ilicitanos parecieron tener más claro lo que había en juego. Escribá le buscó las cosquillas al equipo de Sergio González y se las encontró, precisamente, a la espalda de Janko, su hombre más veloz. Y no sólo en la jugada en la que Fidel marcó el 1-0, sino en varias ocasiones más. No había presión sobre el saque de banda, ni sobre el jugador que filtraba el pase y así es imposible porque esto es Primera División. Por cierto, no deja de ser curioso que el propio Fidel, una pesadilla en la primera parte, fuera el autor del gol teniendo en cuenta que por calendario no tendría que haber jugado este partido. Por la chapuza de la Liga y la Federación cumplió sanción en Pamplona y ante el Real Valladolid fue de los mejores. Y una más. Pere Milla debió ser expulsado. Estuvo rápido Escribá en quitarlo, pero con amarilla hizo una entrada durísima a Alcaraz que merecía la tarjeta y aún faltaban cerca de 20 minutos.

Resulta preocupante el nivel de algunos futbolistas ayer, cuando había que sacar los galones a relucir. Desaparecidos Orellana, Plano y Guardiola, fallón y poco participativo Roque Mesa, sin suerte Kodro, que volvió a tener otras dos oportunidades muy claras. Menos mal que llegó Olaza para salvar los muebles, Golaza tenía que llamarse este artículo, y subir la moral de la tropa. No cambia un apice la sensación de que el equipo tiene que mejorar, pero, al menos, psicológicamente, suma para afrontar con ambición el encuentro ante el Cádiz. Una derrota habría minado la moral colectiva hasta puntos extremos. Y, como el fútbol es así de maravilloso, todavía los blanquivioletas pudieron sumar los tres puntos si Marcos André acierta en la última jugada. Toca seguir remando y sufriendo...

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