Un político para el deporte

El Consejo de Ministros confirmará este martes al nuevo secretario de Estado para el Deporte, el quinto desde los pasados Juegos de Río 2016. Se trata de José Manuel Franco, actual delegado del Gobierno en Madrid y hombre fuerte del PSOE regional, su secretario general. Un perfil enormemente político, justo en consonancia con la recomendación de la titular saliente, Irene Lozano, que comentó en su despedida que la presidencia del CSD es “un puesto muy político, mucho más de lo que parece desde fuera”. Y hay algo que, efectivamente, se nos escapa ‘desde fuera’ y deben de tener muy claro los gestores de la política, porque, mientras el deporte reclama con insistencia a alguien con experiencia en el sector que les escuche con comprensión y con cariño, a alguien que no haya que explicarle todo desde el minuto uno, que conozca la singularidad del mundillo, lo que reciben normalmente a cambio son piezas del juego político, del mapa de intereses de los partidos, que encajan en ese momento en el CSD, como podrían encajar en cualquier otro ámbito.

Eso no quiere decir que Franco no vaya a ser un buen conductor del deporte. Desde la política de Madrid ya hubo otros que dieron una alta talla, como Jaime Lissavetzky. Su currículo de gestor y su preparación jurídica ayudarán a resolver los retos pendientes: las leyes del Deporte y Antidopaje, el reparto de las ayudas europeas, la profesionalización del fútbol femenino y otras disciplinas, el regreso del público a los estadios… El cambio asegura de entrada una mejor relación con el ministro Rodríguez Uribes, que en el caso de Irene Lozano era prácticamente inexistente. Uribes procede de la misma ‘familia madrileña’ que Franco y hasta han ocupado cargos idénticos. Mientras, Lozano ha hecho el viaje a la inversa, han cruzado sus caminos, para integrar la lista de Ángel Gabilondo a la Comunidad. Así es la política.