Es lo que hay

Es de madrugada. Oigo pasar un avión. Son segundos y no cambian nada: sigo sin saber sobre qué escribir. A mi lado tengo Matadero cinco, de Kurt Vonnegut. El autor repite siempre, después de cada cosa terrible, la misma frase: “Es lo que hay”. ¿Qué es lo que hay? Durante el partido del sábado contra el Mirandés pensaba en escribir algo sencillo, ligero. Coger, por ejemplo, el momento en el que De Tomás escapa del césped para ir al baño y hacer de la anécdota una columna porque jamás he entendido a las personas que, pudiendo descargar, aguantan, aguantan, aguantan, hasta que la vejiga está a punto de reventar. ¿Para qué ese sufrimiento? Me habría gustado ir por ahí, pero no me sale. Podría hablar sobre el héroe que ya es Melamed, pero ahora no es el momento; lo mejor todavía está por escribirse. Poco más queda. Es lo que hay.

Vuelvo a escuchar la rueda de prensa post partido de Vicente Moreno y, de nuevo, oigo el vacío. No es que el entrenador haya cambiado de discurso con el tiempo, no, es que antes aún era una vasija por llenar y ahora parece arcilla por ahuecar. También quisiera mirar a los capitanes y pensar que, a falta de argumentos, nos ascenderán por galones, pero ahora mismo veo borroso. Ojalá seguir jugando a mantener esa postura simpática y optimista —ora exigente, ora benevolente— que desde la prensa se creyó oportuno tomar a principio de temporada, pero la Liga ya no es tan larga. Leo a mi primo (quedan ocho victorias de las veinticuatro necesarias a falta de trece jornadas) y no siento alivio. A veces la turba tuitera me asquea, otras soy parte de ella. Es lo que hay.

Nico Melamed, tras anotar el 2-2 del Espanyol en Anduva.Angel MartinezGetty Images

El sábado exploté, el domingo me convencí de que esta vez mantendría la rabia firme, el lunes pasó como un lunes y hoy martes ya no sé. Y es que el Mallorca perdió, el Almería empató y leí que la Curva vuelve a convocar recibimiento para este sábado. Rufete seguirá. Vicente Moreno hablará en la previa y hará la convocatoria. El brazalete lo llevarán los mismos. Las esperanzas volverán a recaer en Melamed y De Tomás. Y, si ganamos, probablemente lo que escriba será menos peñazo y todo me parecerá bastante menos ambiguo. Es lo que hay.

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