La dura y apasionante lucha por no bajar
No tengo dudas. Lo más cruel del mundo del fútbol es descender de categoría. No lo es perder una final, de lo que sea. No lo es no clasificarse para jugar en Europa. Insisto, lo peor del fútbol es cosechar un descenso. Cuando un equipo baja las consecuencias son enormes. Consecuencias anímicas para unos aficionados que ven como el club de sus amores da un paso atrás sin que se sepa por cuantos años. Cuando uno baja nunca sabe cuando va a volver a subir. Que se lo digan al Zaragoza, o al Oviedo, o al Racing, o al Tenerife… Y consecuencias económicas de gran magnitud. Las entidades se obligan a reorganizarse para poder hacer frente a su economía. Bajan todos los ingresos, especialmente el de los derechos por televisión. La vida cambia por completo. Por eso lo más determinante en la vida de un club se presenta cuando está en peligro de descender. Luchar por una Liga o por la Copa es flor de un día. Sí, es palmarés, es tocar la gloria, pero lo que te manda de cabeza al infierno es bajar, lo que te destroza.
Es por ello que siempre me han apasionado los partidos en los que los equipos luchan por no descender. La pasión que todo el mundo le pone es máxima, se roza el drama. Ocurre igual en los partidos de ascenso o de playoff. Son finales por salvar el pellejo. Son otro tipo de partidos mucho más de supervivencia.
En Valladolid, por desgracia, estamos bastante acostumbrados a este tipo de citas. Es una ventaja para poder encarar esta recta final de la Liga que tiene por delante el conjunto de Sergio González. Un club también aprende a caminar por el alambre, coge poso, se prepara mentalmente mejor porque afrontará algo que no le es extraño. Así que otro año más llega el momento de estar preparados para poder sufrir y celebrar al final o preparar el duelo. La lucha por el descenso es puerta grande o enfermería. Los equipos modestos deben celebrar el logro de una permanencia a lo grande. Supone mucho.
Y la guerra continúa con el partido de mañana en Pamplona. El choque tiene el premio doble de que si los pucelanos ganan, adelantarán por el gol average particular a los de Arrasate. Meten otra vez en el lío a un equipo que parecía escapar y pondrían toda la presión al resto de rivales, algunos de los cuales tendrán envites complicados ante rivales de mayor entidad. Aunque, se está demostrando, este año los de abajo dan sorpresas cada jornada. El Elche ganó al Sevilla, el Cádiz empató en el Camp Nou y no descarto que esta semana algo raro vuelva a pasar. Espero una jornada en la que, por encima de todo, la noticia sea el triunfo del Real Valladolid en Pamplona, feudo casi inexpugnable que solo desvirgó el alemán Patrick Ebert en 2012. El Valladolid debe hacer su camino y aprovechar la buena ola. Pamplona, siguiente estación.