Nadal pierde seguro
Ya tenemos finales del Open de Australia. Este sábado, Naomi Osaka contra Jennifer Brady, con claro favoritismo para la japonesa, ganadora ya de tres Grand Slams, que en esta edición ha frenado a Serena Williams, que regó con lágrimas la imposibilidad de aspirar a su 24º grande, y a Garbiñe Muguruza, que en perspectiva es la tenista que más ha apretado a la nipona. Y el domingo, Novak Djokovic contra Daniiel Medvedev, un choque de trenes entre el jugador con más títulos en Melbourne frente al que sostiene una mejor racha en la ATP. El número uno ha ganado ocho veces aquí, las ocho finales que ha disputado, y ha convertido Australia en su major de referencia, igual que Roland Garros es la tierra de cultivo de Rafa Nadal, y Wimbledon es el jardín de Roger Federer. Por palmarés y por galones, el serbio es el máximo candidato, pero se le viene encima el jugador más en forma del circuito. Medvedev suma 20 victorias consecutivas, con los títulos en París-Bercy, Masters y ATP Cup como cosecha, y con triunfos solventes ante tenistas del top-10, entre ellos Nadal y el propio Djokovic. El ruso está en modo máquina.
¿Y qué pinta entonces Nadal en el titular de esta columna? Pues resulta que el domingo, gane quien gane la final, el español saldrá perjudicado por una u otra razón. Si Djokovic conquista su noveno título en Australia, alcanzará también su 18º Grand Slam, por lo que se colocaría a dos de las 20 coronas que ostentan Nadal y Federer en la cima del tenis. Desde hace años, los integrantes del Big Three no compiten solo por un torneo en concreto, sino que lo hacen por sentarse en el trono del mejor de la historia. Si, por el contrario, Medvedev decanta la victoria de su lado, se aupará al número dos de la clasificación mundial en detrimento del balear. Así que Rafa perderá seguro, pase lo que pase. Aunque, puestos a elegir, quizá lo mejor sea conservar un reinado que transciende a los tiempos.