La Vuelta de los Descubrimientos
La Vuelta de las Catedrales. Ese podría ser un buen título para la 76ª edición de la Vuelta a España, que saldrá de Burgos y culminará en Santiago de Compostela con sendas contrarrelojes. En total, 42 kilómetros contra el crono, que no se puede decir que sean muchos, aunque están en la línea del ciclismo moderno. Entre ese 14 de agosto y el 5 de septiembre, entre catedral y catedral, habrá muchos otros atractivos. De hecho, un primer análisis de las etapas nos presenta un recorrido más compensado que en ocasiones precedentes. Por un lado, por su dibujo, que cubre más territorio y se acerca más a ‘una vuelta’ a la península, nada que ver con la limitación norteña del año pasado. Como carencia, llama la atención que no pisa los Pirineos ni el noreste, pero, en contraposición, regresa fuerte a Extremadura, una comunidad tradicionalmente olvidada. No es fácil ir a todos los sitios.
Y por otro lado, por la diversidad de las etapas. Entre grandes puertos y rampas habrá nueve llegadas en alto, varias de ellas inéditas, como el Picón Blanco, ViIluercas y el reclamado Gamoniteiro, y otras más clásicas, como los históricos Lagos de Covadonga, además del vibrante y animado muro de Valdepeñas de Jaén. Una seña de identidad de la Vuelta que no sólo se mantiene este año, sino que también se promueve. La Vuelta de las Catedrales sigue siendo la Vuelta de los Descubrimientos. El trazado también ofrece escenarios de media montaña (Córdoba, El Barraco, Mos…) y de posibles abanicos (Albacete, Mar Menor…). Y presenta más oportunidades para los velocistas, seis o siete, lo que algunos interpretan como una buena noticia, aunque particularmente no le veo tanta gracia que casi un tercio de las metas estén destinadas a los esprinters. Son jornadas normalmente soporíferas, que sólo el viento suele animar. No hay una Vuelta perfecta, ni al gusto de todos. Pero así, de entrada, la de 2021 tiene buena pinta. A la espera de que esa perfección se la den los ciclistas.