Frenazo del ciclismo
El ciclismo ha frenado en seco. Abres la página web de la UCI y te topas con la siguiente información: ‘Pandemia de COVID-19: seguimiento de eventos en el calendario internacional de la UCI que son pospuestos o cancelados’. El kilométrico titular ya te pone en lo peor. Pinchas en la cabecera y encuentras las diferentes disciplinas. Consultas la agenda estelar, la del ciclismo de carretera, y el panorama es desolador. La mayoría de las carreras de enero y febrero aparecen tachadas. En este primer mes sólo sobrevive el GP Marsellesa, antes llamado también GP Apertura porque lanza la temporada francesa y, algunos años, la europea. Esta clásica era tradicionalmente una de las primeras pruebas junto a la Challenge de Mallorca. En los últimos tiempos se habían asentado igualmente otras competiciones en otros continentes como el Down Under, San Juan y Langkawi. Todas se han suspendido.
La Marsellesa se convertirá este domingo en la primera del año con equipos del World Tour, pero no habrá continuidad. La reciente anulación de la Comunidad Valenciana, que se une a Andalucía, ha supuesto una nueva demora. Las pruebas de un día sobreviven mejor a la pandemia, aunque también sufren sus coletazos, como ocurrió con la recortada Clásica de Valencia. Hasta el 21 de febrero no aparece la primera ronda del World Tour, el UAE Tour, paradójicamente en los mismos Emiratos Árabes donde hace un año se quedaron atrapados varios equipos en cuarentena.
Hace unos días, una persona del ciclismo me hablaba de la conveniencia de empezar ya a rodar para despertar el estado de ánimo, que ha languidecido después de la euforia que supuso el año pasado salvar las tres grandes. El enfriamiento es tal, que apenas han trascendido datos del recorrido de la Vuelta a España. La actualidad informativa apunta a focos menos aletargados. Hoy damos en AS algunas pinceladas del trazado que se presentará, con restricciones, el 11 de febrero en Burgos. A ver si se anima la cosa. Falta hace.