El Depor a Abanca: apresúrate lentamente
Este viernes que debe regalarnos la victoria del Liceo sobre su eterno rival, el Barça, y así acercar el título de Liga, coincide con un día en el que bajan las aguas deportivistas demasiado revueltas. Ello me hizo dudar si era el momento de hacer público mi sentir sobre una situación límite como ésta. Al final llegué al convencimiento que estaba obligado a hacerlo, gustase o no gustase a unos u otros, porque, por si alguien todavía no se ha dado cuenta, nos estamos jugando un futuro que puede recordarnos “a longa noite de pedra” de 1973 a 1991.
Más que nunca la serenidad debe presidir las decisiones que se tienen que tomar en torno a un Deportivo que atraviesa, posiblemente, por la situación más difícil de su historia. La trascendencia del momento nos obliga a reflexionar a fondo, porque se me antoja que los primeros días de 2021 están al nivel de las peores de 2020, cuando el “caso Fuenlabrada”, nos llevó a Segunda B, después de 40 años.
En un mes hemos asistido a múltiples actuaciones, en general desafortunadas, y lo dije a quien debía, que finalizaron con salidas y entradas extrañas de entrenadores y jugadores; declaraciones del presidente y de los técnicos saliente y entrante; reacciones lógicas de la afición tras los malos resultados; nervios generalizados que ponen en serio peligro la imperiosa necesidad de ascender a LaLiga... y ese cóctel explosivo de acontecimientos finaliza con el bombazo que supusieron las manifestaciones públicas del presidente de Abanca, el accionista mayoritario.
Esta situación extrema me lleva a pedirle a Juan Carlos Escotet y a Fernando Vidal, lo que Fernando VII indicaba al sirviente que no atinaba a vestirle con destreza para una importante reunión: “vísteme despacio que tengo prisa”.
Qué cierto es que las prisas no son buenas consejeras y que éste no es el momento de tomar decisiones drásticas -lo que no es óbice para que yo adelante mi desacuerdo con gran parte de las actuaciones desde despachos de Rua Nueva y Plaza Pontevedra, ya que no todos los fallos se le deben imputar solo al Presidente Vidal- sopena de denotar con claridad, aparte de la indudable pérdida de confianza en el Consejo, algo que sería más grave: el desasosiego del “mando único”, que aparecería como un novato en el fútbol de élite, que toma decisiones precipitadas por presión mediático-social.
No nos debemos despistar ni dividirnos más. No hagamos más ruido y dejemos que trabajen con la máxima normalidad posible. Dependemos de nosotros mismos. Estamos aún a tiempo de alcanzar nuestro único objetivo: ascender a LaLiga SmartBank, aunque sean enormes las dificultades para ello. Casi todo se decidirá en el mes de febrero, en el que se disputarán también los encuentros que han sido suspendidos. Aguardemos hasta entonces. Solo pido la máxima unidad en estos 20 días, que pueden cambiar el signo de nuestro futuro. En ese espacio de tiempo nos jugamos mucho más de lo que algunos creen.
Cualquier decisión, por importante que sea, puede esperar a la Asamblea General de marzo, al igual que han podido esperar la aprobación de las cuentas 2019-20; el presupuesto 2020-21; los datos definitivos de la ampliación de capital del pasado año; conocer qué dice el “Informe Deloitte”; oficializar el nombramiento de consejeros por cooptación... incluso sería posible, y digno de aplaudir por los beneficios para ambas partes, que Abanca plantee en la Junta la capitalización de la deuda total que tiene el Deportivo con la entidad.
Juan Carlos Escotet anuncia movimientos inmediatos en la profesionalización del club, pero a él no se le pudo olvidar que las decisiones trascendentes de este último año ya han sido tomadas más desde Rua Nueva que desde Plaza Pontevedra. Cada palo es justo que aguante su vela. porque si hace un año el Depor era “la empresa más escarallada que había visto”, estoy pendiente de escucharle calificar la situación actual, tras un año ejerciendo como nuestro accionista mayoritario.
El señor Escotet, hablando con Pescanova de fondo, insiste en su error al decir que “el Deportivo es una empresa más”. Trata de defender que es preciso un proyecto realizado por tecnócratas, cuando uno piensa que es el tiempo de un plan plurianual que esté diseñado por la gente que entienda el mundo del fútbol, desde la cantera a la élite. ¿Entendería poner al frente del barco a quién no conozca los mejores caladeros? Pues el “patrón” de un club es a un buen caladero deportivo, lo que un avezado capitán a un buen banco pesquero. Reflexione, por favor.
Por último, le diría al Presidente Escotet, y perdone mi atrevimiento, que -aprovechando el oscurantismo de la reunión del miércoles, de la que se “desconoce” si se le dio la confianza de Abanca o se pidió la dimisión del Consejo en pleno- actúe de la misma forma que el emperador Augusto le recomendaba a sus ayudantes en las situaciones más complicadas: “apresúrate lentamente”.
No nos agobiemos estos días, porque en la carpeta de las cosas que “solo las soluciona el tiempo”, todos tenemos que tener dos ideas muy claras:
1ª- El único que decide en el Deportivo es Abanca... y eso lo debemos aceptar los aficionados. Solo le pedimos que sean libres, porque fallos cometemos todos.
2ª- “La propiedad” del Club, desde hace 115 años, sin duda, le pertenece al sentimiento deportivista... y eso no lo debería olvidar nunca Abanca.