La Copa de Madrid
El WiZink Center albergó este lunes el sorteo de la Copa del Rey de baloncesto, un acto que, desde la perspectiva mediática, siempre tiene un foco que alumbra con más potencia que el resto, una pregunta que se repite todos los años: ¿Cuándo puede producirse el Clásico? Si la respuesta es ‘en la final’, todos tan contentos. Luego hay que llegar a ella, claro, lo que en el torneo del KO no es tarea sencilla. El cuadro de 2021 sí ha dejado esa vía abierta, pero con serios obstáculos por el camino: el Real Madrid se medirá en cuartos con el Valencia, equipo de la Euroliga, y el Barça jugará con el Unicaja, vigente subcampeón. El morbo está servido, y mucho más en el Palacio, allá donde protagonizaron hace dos años la polémica final del Instant Replay. Los otros dos cruces también rebosan atractivos, con el retorno del Baskonia tras un año de ausencia para enfrentarse al Joventut, su último verdugo en 2019, y con el debutante Burgos frente al emergente Tenerife. “Va a ser un espectáculo, no tengo dudas”, afirma Antonio Martín, el presidente de la ACB. Deportivamente hablando.
Martín se refiere al espectáculo dentro de la pista, al del “mejor baloncesto”, y también al que llegará a través de televisión, especialmente trabajada para la ocasión. La fiesta, sin embargo, no será completa. Faltará el público presencial, el colorido en la tribuna, la convivencia en la calle, la mejor reunión de aficiones. Febrero está demasiado cerca para que esto cambie. La pandemia manda. Hay que agradecer que Madrid, en estas circunstancias, apoye a la Copa, igual que lo está haciendo con otros deportes en los dos primeros meses del año: balonmano, fútbol sala, rugby, atletismo… Una agenda variada para sobrellevar de la mejor manera las desgracias. El deporte resiste y ayuda a resistir. Aunque nada volverá a ser lo mismo hasta que podamos abrazarnos en las gradas.