Malísima imagen del Real Valladolid, lejos de la habitual

Valladolid

El Real Valladolid endulzó un tanto la Navidad al Barça. Un equipo blaugrana que venía de sumar cuatro puntos de 15 a domicilio se encontró uno de sus partidos más cómodos de este maldito 2020. Sergio González pareció verse sorprendido por la formación de Ronald Koeman y, pese a ello, mantuvo un centro del campo con dos jugadores con dificultades posicionales y dos delanteros que ni la olieron. La tragedia se intuía desde la salida de vestuarios.

Lo fácil sería especular con que faltó actitud, intensidad y demás argumentos que lleven a los bemoles. Lo cierto es que lo que faltó fue fútbol y organización. No se trata de correr, el equipo corrió mucho, se trata de correr bien. No se trata de ir como bestias a presionar a sus defensas, sino que todo el equipo acompañe. No vale de nada presionar la salida del balón si el equipo es larguísimo, si entre los puntas y los defensas hay 70 metros. Lo decíamos del partido de Sevilla. El equipo mejoró porque se juntó, porque fue un bloque, no por presionar más arriba o más abajo. Tan largo se hizo ayer que ni siquiera llegaba a hacer faltas. El Pucela no aprendió la lección, como tampoco la aprendió de todos esos equipos que han ganado al Barcelona este año. Al conjunto pucelano le faltó humildad y le sobró algo de falta de respeto a todo un Barça, por muy mal que esté. Como consecuencia, el equipo permitió a Messi templar un balón en el borde del área sin nadie alrededor que le encimase en cuatro o cinco metros en el primer gol y que los blaugranas se asociasen todas las veces que quisieran por el centro. Parecía el Barça de otros tiempos, parecía el Pucela de varios partidos esta temporada.

En definitiva la imagen blanquivioleta fue muy pobre, lejos de la habitual. El técnico pucelano tardó 56 minutos en reaccionar ante el paseo militar blaugrana, pero ya era tarde. Toca hacer borrón y cuenta nueva, pensar en el Cádiz y mejorar. Mucho. Porque los pucelanos volvieron a encajar, lo han hecho en todas las jornadas, y así, la salvación, es imposible. Feliz Navidad.

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